La cárcel de Ambato abrió sus puertas para dejar volar la creatividad de las mujeres internas. Una joven diseñadora de modas empezó su proyecto: Made In Jail en el cual capacitó a 20 privadas de libertad sobre costura. Ahora, tienen 23 prendas que fueron exhibidas en una pasarela dentro del Centro de Rehabilitación de Ambato el 19 de julio
Nadia Mosquera tiene 28 años y fue ganadora de 8 mil dólares en el concurso nacional de fondos concursables patrocinado por el Ministerio de Cultura. Así se financió Made in Jail. Esta es una iniciativa enfocada en la reinserción social y laboral de las mujeres en la cárcel por medio de talleres de moda. El aporte artístico de Mosquera se juntó con su convicción social por ayudar a estas personas que muchas veces son olvidadas.
Sobre In Jail Project
El proyecto consistió en capacitaciones para que con ropa y telas recicladas las privadas de libertad puedan expresar sus emociones en una propuesta de moda vanguardista. “Cada pieza tiene un valor agregado,” cuenta Mosquera, “detrás de cada producto hay un proceso creativo, trabajo duro y mucha pasión”. Cada prenda es diferente y poco común. La diseñadora dice que ninguna sabía nada sobre costura antes de iniciar.
Empezaron 20 mujeres desde los 18 hasta los 73 años. Algunas dejaron el taller porque cumplieron su sentencia o salieron del proyecto por su propia voluntad. Nueve culminaron el curso y van recibir un certificado del Ministerio de Cultura. Carlos Manzano, director del Centro de Rehabilitación Ambato, argumenta que este eje artístico fomenta que las personas tengan un proceso de rehabilitación adecuado para que después puedan reintegrarse positivamente a la sociedad.
Por eso, hay 27 talleres en este centro como, costura, mecánica y computación. “Estamos innovando para que nuestros señores y señoras empiecen a generar nuevas destrezas y cuando cumplan su sentencia tengan recursos para seguir adelante,” dice Manzano. Sin embargo a Mosquera le tomó tiempo ayudar a las mujeres.
“Al principio no les importaba y no tenían motivación. Me sentía observada por que no entendían mis intenciones,” cuenta. Ella insistió que tenían que creer en ellas. “Son mujeres inseguras y no creían que podían llegar tan lejos, pero ahora están orgullosas de su trabajo.”
Motivación por hacer un cambio
In Jail surgió a raíz de una necesidad social. La inseguridad en el país es evidente para Mosquera. “Este sector es vulnerable y muy especial. Casi nadie se ocupa de las mujeres internas,” menciona, “hay la impresión de que son malas porque cometieron un error, las privadas de libertad son olvidadas.”
La mayoría de testimonios de estas mujeres, según Mosquera, tienen que ver con robo, delincuencia y venta de drogas. Por eso, para ella fue importante inculcar el oficio con creatividad. Así, ellas pueden mantener una fuente de ingreso para mantener a sus familias cuando salgan de la cárcel.
Aprender del trabajo
Durante estos seis meses, el aprendizaje no solo fue a las privadas de libertad. Mosquera aprendió sobre la paciencia, fortaleza y perseverancia para motivar a estas mujeres que no tenían fe en si mismas. “Hay que insistir en la constancia, muchas de ellas no tienen disciplina. Aprendí a ser más paciente y más humana que antes. El conocimiento no solo es sobre la moda sino sobre la vida. También aprendí a ser fuerte cuando quería llorar. Estas mujeres tienen historias muy difíciles”.
Futuro del proyecto
Por el momento, el financiamiento del proyecto se ha terminado y Made In Jail se acabó. Sin embargo, Mosquera tiene la esperanza de volver a hacer este proyecto y recrear en otros centros de rehabilitación social del Ecuador. Próximamente, se abrirá una pagina web (injailproject.com) en donde las personas podrán ver las prendas y comprarlas.
Pueden ver las fotos del desfile a continuación:
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