El Rincón de los Milagros

Un pedacito de cielo está escondido en el centro histórico de Quito. “El rincón de los Milagros” es un centro cultural y gastronómico que vuelve el patrimonio de Quito parte de grandes momentos. Las recetas coloniales se mezclan con los muros centenarios para brindar una experiencia memorable

Hace 4 años comenzó esta aventura, Los Milagros está ubicada en La Loma, barrio patrimonial del centro histórico de Quito. Fausto Caballero, gerente de “Los Milagros”, creó un espacio donde la comida patrimonial tiene lugar en un jardín del siglo XVIII, parte de la capilla. Atreverse a cruzar el portal de “Los Milagros” transporta a la persona un lugar de paz y sosiego.

Foto: Sara Fuentes

La capilla recientemente restaurada, parte del inventario de edificios patrimoniales de UNESCO, da la bienvenida a “Los Milagros”. La única con murales a lo largo de sus paredes de adobe y que albergan pan de oro. Un jardín restaurado con arquitectura colonial y áreas verdes con espacio para 80 personas es el lugar de árboles patrimoniales centenarios de Capulí y Arrayán. A lo lejos, un desfile de colores pinta el paisaje del Quito tradicional. El azul del cielo es testigo de cómo el canto de los quindes armoniza el lugar.

Foto: Sara Fuentes

El rincón de Los Milagros es un escape de la realidad, experimentar sensaciones es su razón de ser. Un “Sí acepto” o un “Feliz día mamá” evocan un momento mágico acompañado por la memoria. Para el oído: Brahms, Mendelssohn y Tchaikovsky en vivo; para el cuerpo: bailes coloniales y folcklore interpretados por un grupo de danza juvenil quienes invitan al visitante a se parte de la coreografía. Para los ojos: las estrellas de las noches quiteñas y los minuciosos detalles que para muestra, basta mencionar el único armonio del siglo XVIII, francés y con teclas de marfil en el país.

Foto: Sara Fuentes

Los Milagros permite solicitar un conjunto de música en vivo, así como recurrentes presentaciones de danza tradicional ecuatoriana. Estudiantes de escuela y colegio coordinados por el profesor Ramiro Torres rinden tributo a las fiestas tradicionales y el Quito mestizo. Un referente de la cultura ancestral para quienes lo ven, no hay detalle que se escape: zamarros, diablos huma y tupos. Los jóvenes forman parte de la política de responsabilidad social, pues reciben un apoyo económico por sus presentaciones, se les da acompañamiento académico y el reconocimiento del público les motiva a diario.

Comida patrimonial, un punto aparte

A veces la sensación de perennidad socava los procesos de construcción. La rapidez y la monotonía se saltan la minuciosidad, la razón y la historia de la gastronomía. En “Los Milagros” a la  comida se le rinde respeto. Recetas centenarias compartidas por instituciones religiosas que las han guardado por siglos. El estudio minucioso de libros para llevar al paladar una experiencia diferente.  Poder acceder a las recetas compartidas por las madres de Santa Clara para elaborar el tradicional chocolate es un privilegio. El recetario colonial de hace 300 años compartido por las Madres del Carmen Alto solo se puede degustar aquí: el mismísimo Ají de Carne que Bolívar y Sucre lo comían en la hacienda Chillos Jijon.

Foto: Sara Fuentes

John Palacios es el chef principal, su tarea es dar vida a la cocina materna:  “darte un ingrediente y que tú digas: mi abuelita, mi mamá…” remembrar los recuerdos mediante el paladar: las cenas en casa, las golosinas de la niñez, la satisfacción tras horas de cocción con la familia.

En esta cocina no hay lugar para lo inmediato. John es quien personalmente selecciona los ingredientes de los mercados situados en el Centro Histórico. A su cocina llega el queso de la Merced, la tableta de chocolate de Ambato y la crema de leche de Pintag.

John Palacios, chef principal. Foto: Sara Fuentes

La historia es lo más importante en Los Milagros. Dentro del menú todos los platos tienen su historia, el proceso de cómo fueron construyéndose. Por ejemplo, las tortillas de cemento y las bonitísimas corresponden a la etapa Quitucara. Tras la conquista se añade el queso para el relleno. Además, se introducen animales de granja y se producen huevos. Gracias a la yema del huevo estas tortillas logran una textura especial “que se deshace en la boca” y corresponde a la historicidad gastronómica.

La fanesca tiene un significado religioso occidental y a la vez se relaciona con el Inti Raymi, asegura John. Aquí se mantienen las tradiciones, la colada morada se elabora siguiendo los valores que la vieron nacer: “la globalización nos ha acabado totalmente: un sobre con agua y listo. ¿Dónde está el proceso? Compartir en familia:«tú pelas las frutas… tú lavas los mortiños…»”.

Fausto Caballero, María Lourdes Pozo, organizadores de Los Milagros Experiencias Patrimoniales, y John Palacios, chef principal. Foto: Sara Fuentes

El sabor exquisito es incomparable. Delicias de dulce como mermeladas caseras, helados de paila, pan en horno de leña y queso de hacienda son parte de un brunch matutino. Los platos fuertes: Lomo de cura en salsa de vino de consagrar de las madres de claustro. Corvina de roca profunda, con salsa de mostaza. Filetes de pechuga de pollo, a las reglas antiguas, con salsa de mariscos encima.

Un espacio para la creatividad

Los Milagros pone a su disposición un espacio para cenas, tarde de café y brunch. Además, reuniones de trabajo, cócteles, presentaciones de libros, bodas destino, conciertos y cualquier evento que la creatividad pueda imaginar. Las capilla permite ceremonias religiosas y su jardín toda una diversidad de experiencias.

Foto: Sara Fuentes

Absolutamente todo tipo de evento y servicio necesita reserva previa. Existe un espacio para máximo 80 personas. Los Milagros esta ubicado en las calles. Fernandez Madrid N1-113 y Vicente Rocafuerte, Loma Grande, Quito, Centro Histórico. Pueden contactarse para reservas e información a losmilagrosquito@gmail.com

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