Detrás de algunos grandes hombres, hay el esfuerzo no reconocido de muchas grandes mujeres: El efecto Matilda

Por: Vanessa I. Romero y Ivonne Salinas A.

Pensemos en Albert Einstein, físico teórico que cambió los conceptos del espacio, tiempo, masa y energía en sus artículos científicos publicados en Annus Mirabilis. Es el estereotipo de investigador solitario, inteligente e independiente, conocido por sus logros, su cabello desarreglado y sus particularidades. Ahora pensemos en Mileva Maric, cuáles fueron sus logros o por lo menos cuál es su rostro. Mileva fue la esposa de Albert y colaboró activamente en las publicaciones de su pareja sin recibir este reconocimiento. La deleción de las contribuciones de mujeres no es un evento único y se conoce como el efecto Matilda.

El efecto Matilda fue un fenómeno descrito por primera vez por la sufragista y abolicionista Matilda Joslyn Gage y en 1993 bautizado por Margaret Rossiter. Este fenómeno describe una inequidad de género en el reconocimiento de los logros científicos, otorgándoles solo a los hombres y olvidando el trabajo de las mujeres. Desde el nombramiento de este fenómeno, la sociedad empezó a estudiar los premios y honores otorgados a hombres en la historia de la ciencia, descubriendo así, los crímenes que se habían cometido con cientos de mujeres con algunos ejemplos mencionados a continuación (Lincoln, Pincus, Bandows y Leboy, 2012).

El descubrimiento de la estructura del ADN

¿Quién descubrió la estructura del ADN? Los libros y profesores de biología nos enseñaron que fueron Watson y Crick, es más, las hebras del ADN llevan sus nombres al igual que su premio nobel. La verdad es diferente, Rosalind Franklin fue la primera persona en fotografiar el ADN utilizando cristalografía con rayos X. La fotografía fue usurpada por su colega Maurice Wilkins, quien se la entregó a Watson y Crick para que pudieran continuar con su investigación. La constante exposición a los rayos X influenció en el cáncer responsable de la muerte de Rosalind (Cobb, 2015).

El púlsar de las estrellas

En 1967 Jocelyn Bell, estudiante de Cambridge, observó por primera vez el púlsar,

una pequeña radiación emitida por las estrellas, y decidió realizar su tesis de graduación acerca del tema. Sin embargo, en 1974, Antony Hewish, su tutor, fue galardonado con el premio Nobel de Física. Jocelyn nunca fue mencionada durante la premiación y debió permanecer en silencio al ver cómo su trabajo de tesis le era galardonado a su tutor por ser “el hombre a cargo” (Lee, 2013).

El rechazo a Marie Curie

En 1911, con 85 votos en contra y 60 votos a favor, la prestigiosa Academia de Ciencias Francesa rechaza a Marie Curie, madre de la radioactividad y ganadora de dos premios Nobel. Ese año la Academia había abierto una plaza para que alguien ocupara el lugar de un científico que había fallecido recientemente. Marie postuló apoyada por una gran parte de sus colegas. No obstante, durante el debate y votaciones tradicionales que se llevaban a cabo para elegir a un nuevo miembro, los participantes decidieron no elegir a Marie para “no quebrantar la unidad de la academia de ciencias” con la inclusión de una mujer (Lee, 2013).

Cómo medir el universo

Años más tarde, Henrietta Leavitt, una física que trabajaba como las famosas “Computadoras de Harvard”, mujeres que se desempeñaban en realizar cálculos y descifrar fórmulas para permitir que sus pares masculinos realicen el “trabajo mental pesado”. Henrietta permitió que “el hombre” venciera la distancia del universo al lograr establecer una escala de distancias con la que logró medir al universo por primera vez. Sin embargo, como era de esperarse, al ser una empleada más, el crédito se lo llevó su supervisor de piso. El trabajo de Leavitt fue primordial para los descubrimientos de los científicos Hubble y Einstein (Lee, 2013).

Estos y muchos otros ejemplos están ocultos en los libros de historia en donde las mujeres eran invisibles ante los ojos del mundo que no creía que una mujer tuviese intelecto, ideas y capacidad. ¿Es diferente hoy? A pesar de que aumentó el reconocimiento, la respuesta es no. Un estudio realizado en 2003, en el que se estudiaron la relación entre el número  de mujeres en carreras STEM y reconocimiento en ciencias durante 1990 y 2000, demostró que el número de mujeres aumentó significativamente en carreras STEM, pero el reconocimiento se mantiene en los investigadores hombres (Lincoln, Pincus, Bandows y Leboy, 2012).  La falta de reconocimiento se ve reflejada en el menor número de citaciones, a la menor proporción de premios de ciencia otorgados y menor influencia en medios de comunicación. Un estudio suizo realizado en 2011 concluyó que los medios de comunicación masivos solicitan más a menudo contribución de científicos varones que de mujeres para espectáculos, entrevistas y boletines. Con esto, se demostró que el Efecto Matilda no se refiere a un hecho del pasado si no a algo que las científicas sufren día a día por el hecho de ser mujeres (Von Rotten, 2011).

¿Qué se puede hacer para luchar contra el efecto Matilda? Primero, reescribamos la historia reconociendo el esfuerzo de nuestras hermanas científicas que permanecen silenciadas. Segundo, evitemos normalizar frases como  “corres como niña”, “las mujeres a la cocina”, “eso no hacen las niñas”. Cada limitación que normalizamos en la infancia, es una limitación en la vida adulta. Tercero, no olvidemos que seguimos haciendo historia y por ende, alzar nuestras voces si vemos esta discriminación, y vociferemos nuestros logros. No permitamos que la desigualdad siga primando en la ciencia.

Vanessa I. Romero

Vanessa I. Romero es investigadora y profesora del Colegio de Ciencias de la Salud- Escuela de Medicina de la USFQ. Es médica y PhD en genética humana. Su investigación y consulta se centra en condiciones genéticas sin diagnóstico, enfermedades raras, enfermedades metabólicas y genética de poblaciones. Al momento tiene varios proyectos en conjunto con la Universidad de Kanazawa-Japón y estudiantes de medicina. 

Ivonne Salinas Avalo:

Ivonne Salinas Avalo es una estudiante de cuarto año de medicina de la USFQ. Entre sus motivaciones para ser una profesional de la salud se encuentran la lucha por la igualdad de género, los derechos humanos y la salud global. Trabaja mediante la organización de charlas para la educacion médica integral de personas dentro y fuera de la comunidad científica. En sus tiempos libres, aprende chino y disfruta pasar tiempo con sus seres queridos.

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