Finanzas y mujeres

Por: Mariasol Trujillo

Nunca fui la mejor alumna en números, de hecho siempre pensé que no era muy buena para ellos. Quizá porque las mujeres son más artísticas, decía yo, o por el constante martillo llamado sociedad que me decía que ese mundo era más para hombres, pues su cerebro estaba desarrollado para temas complejos. Decía yo quizás el mío servía para cosas más superfluas, más sencillas, más humanas, más de mujer.

A medida que fui creciendo, formando un criterio, conociendo el mundo, estudiando y trabajando me encontré con el hecho de que muchas barreras son mentales pero, ¿de dónde las había sacado? ¿Quizás de una sociedad machista?

Cuando decidí que iba a ser ingeniera tuve mucho miedo de no poder, y bastó con un solo (y excelente) profesor, que me dijo “eres más inteligente de lo que crees, si te sigues repitiendo que no puedes, nunca podrás”. Ahí sentí que mi profesor jamás me vio como mujer, sino como una alumna con potencial que debía ser apoyada y presionada.

Usualmente esta columna la utilizo para dar consejos financieros o de seguros. Pero en un mes tan importante como el de la mujer, el mes en que las mujeres pagaron con su sangre para tener mejores condiciones en derechos laborales, no puedo hablar yo como una sin contarles un poco de mi historia.

El mundo financiero es un mundo bastante ingrato y atemorizante para las mujeres, la falta de representación fue lo primero que me topé con mis trabajos, pero a falta de muchas en esta rama, había una que resaltaba y nos dejaba a las otras pocas tomarla como ejemplo de constancia, perseverancia, ética y profesionalismo. Pero como se imaginarán siempre una mujer en este mundo se tenía que esforzar el doble; demostrar su valía, sus conocimientos, que el tinte de pelo no la defina, que unos tacones no la hacían trabajar mejor, pero sobre todo que no era niña, era ingeniera.

La victimización ante mi óptica es de los peores males, pero pretender ser ciego ante la desigualdades laborales para las mujeres en esta y muchas otras ramas es la gran peste.

Al inicio de la pandemia decidí que era mezquino de mi parte guardar mis conocimientos y solo compartirlos con pocos. Me esforcé en crear una comunidad de mujeres y les propuse que aprendan de finanzas personales, las motivé a que trabajen duro por sus ideales, que busquen montar emprendimientos, que la economía familiar casi siempre depende de ellas y debían estar preparadas. Siempre supe que el conocimiento era poder, pero jamás me imaginé que entregándoselo a tantas mujeres iba a simultáneamente mejorar tantas familias. Eso es lo increíble de las mujeres, levantas a una y se levanta la sociedad entera.

Nunca me imaginé que me iba a dedicar a lo que me dedico, jamás pensé que la niña que en el colegio le dijeron que era tonta para los números iba a terminar estudiándolos, viviendo de ellos y enseñándolos. Hoy entiendo la importancia de la representación laboral, de cultivar en nuestras niñas que pueden ser lo que ellas quieran, que no hay ‘carreras de hombres y de mujeres’. Pero más que nada forjarlas y prepararlas, porque el mundo laboral no es sencillo, mucho menos para aquellas con grandes sueños.

Espero que esta columna siempre sea de mutuo conocimiento y crecimiento, pero más que nada espero que desde esta trinchera: mi trinchera. Que pueda ayudar a las mujeres a tener sus finanzas claras, ya que una mujer que tiene sus finanzas claras es una mujer libre.

Mariasol Trujillo Centenoes ingeniera en administración de empresas, actual gerente comercial en una empresa multinacional de brokeraje, profesional con 7 años de experiencia en banca y seguros.

Dicta talleres de finanzas, ahorro, inversiones, tarjetas y seguros mediante redes sociales y brinda asesorías financieras a clientes que desean arreglar sus finanzas o aprender más sobre ellas.

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