¿Qué te hace diferente?

El mundo y las exigencias intrínsecas para con nosotros hace que, de alguna forma u otra, se esté obsesionado con la productividad y el concepto de la orientación a resultados. Todos los que buscan desarrollarse profesionalmente quieren tener el mejor perfil de LinkedIn, ser productivos siempre, y más que nada, demostrarle al mundo lo que están haciendo con el fin de tener más oportunidades. Por supuesto que eso no tiene nada de malo, al fin y de eso se trata el networking. Sin embargo, entre tanto caos y tanta ‘adrenalina laboral’, tendemos a olvidarnos que también somos personas. Con intereses, sentimientos, sueños, ilusiones y toda una vida personal de por medio. Es muy fácil juzgar el trabajo de las personas cuando no se conoce qué hay detrás. Es muy fácil, también, deshumanizar y minimizar a las personas bajo la sombra de un simple y objetivo curículum. Por estas razones es que me urge hablar sobre un tema, llamado ‘valor agregado’.

¿Qué buscan las empresas hoy, o al menos las empresas en las que vale la pena trabajar? Definitivamente no se tratará de buscar a personas que sean unos robots workaholics, o incluso personas que trabajen excelentemente a pesar de no tener nada de valores. La idea cimentada bajo principios de la revolución industrial, fundamentadas en la obsesión con la productividad y consigo la deshumanización de la fuerza laboral, es historia de generaciones pasadas. La empresa ideal y moderna de hoy busca al candidato ideal y moderno que conozca su valor como persona. Que sea una persona que trabaje con propósito, regido siempre bajo valores y una moral impecable y alineada con la empresa, que tenga claros sus ideales y sus metas, y que más que nada conozca y sepa su valor. La clave son dos convicciones; primero es el entender que las empresas son como personas y tienen personalidad propia, aspecto que hay que tener en cuenta cuando se está buscando entrar a una organización. Y segundo pero muy importante, que el crecimiento y éxito personal del colaborador es directamente proporcional al crecimiento y éxito de la empresa.

¿Y qué se necesita para esto? De nuevo, personas motivadas e inspiradoras, que conozcan su valor. Que entiendan que si bien la vida se trata de superarse a nivel personal, y que el ámbito profesional es una arista importante en cuanto a ese tema, ¡vivan felices y busquen serlo todo el tiempo! Personas que no solo trabajen muy bien pero también tengan hobbies; que bailen, corran, cocinen, escriban, practiquen un deporte, que sean aficionados de algún tema en específico. De eso se trata el valor agregado, el desafiar el status quo y dar un paso más adelante. La vida y el mundo tiene tanto que ofrecer, que es risible y absurdo creer que las personas están en este mundo únicamente para trabajar y ser productivos. Por supuesto que es igual de importante amar nuestro trabajo y lo que hacemos, pero va muchísimo más allá de eso.

Dándole vueltas al tema me parece incluso descabellado llamarle valor ‘agregado’. No hay nada que agregar; somos lo que somos, con nuestros miedos, anhelos, talentos, y nuestra trayectoria profesional incluida. No porque el día de hoy colabore para una empresa y tenga otros talentos independientemente a lo que me dedique, esto me hace tener un valor agregado. Yo soy lo que soy por absolutamente todo lo que me compone. No porque se tenga una vida completamente aparte del trabajo y la trayectoria profesional que se tenga, significa que eso me hace más. Ya somos más simplemente por ser.

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