Lecciones de la primera vuelta electoral en Ecuador 2021

Por: Pedro Romero Alemán

El 7 de febrero del 2021 los ecuatorianos en medio de una pandemia salieron a votar por un nuevo gobierno y nueva asamblea. Un gran mérito de nuestra civilidad es que los niveles de ausentismo no estuvieron lejos del promedio histórico, alrededor del 18 por ciento. A la fecha (19 de febrero) todavía no se declaran los resultados oficiales, pero los resultados preliminares arrojan que el candidato Andrés Arauz con 32 por ciento y el candidato Guillermo Lasso con 19.78 por ciento, pasarán a la segunda vuelta a realizarse el 11 de Abril. La mayor disputa se dio entre los candidatos Lasso y Yaku Pérez que disputaban el segundo puesto, por una diferencia no mayor a 40 mil votos. La sorpresa de la jornada electoral fue también los resultados obtenidos por un candidato desconocido como el empresario Xavier Hervas de la Izquierda Democrática (ID) que obtuvo casi 16 por ciento. Mientras que una de las tendencias políticas tradicionales del Ecuador que según los resultados de la última elección ha sido rechazado por la ciudadanía es la de Abdalá Bucaram cuyo partido Fuerza Ecuador no recibió ningún apoyo considerable ni en la Asamblea ni tampoco en cuanto a su candidatura presidencial.

Las preferencias del electorado señalan que se mantiene—hasta ahora—favoritismo por la tendencia del expresidente Correa pues debemos tomar en cuenta que tanto Lenín Moreno como Arauz han sido sus candidatos. Aún si durante el ejercicio de su gobierno el Presidente Moreno se alejó de Correa por razones relacionadas a divisiones personales entre ellos y quienes los apoyaban, además de los problemas de corrupción evidentes del correato que se han comprobado. Asimismo, se refleja que los votantes ecuatorianos no prefieren candidatos conservadores de derecha, pues al menos desde 1978 sólo en dos ocasiones se eligieron a dos candidatos explícitamente de derecha como fueron León Febres-Cordero en 1984 y Sixto Durán-Ballén en 1992, en todas las otras ocasiones los ganadores fueron de centro-izquierda o izquierda política.

Existe preocupación tanto el sector privado doméstico como en el internacional de que el candidato Arauz llegue al poder. Esto se relaciona a las mismas declaraciones de Arauz antes y durante la campaña de la primera vuelta sobre sus dudas de la conveniencia de la dolarización en el país, del respeto a la independencia del banco central, de su énfasis en una política fiscal expansiva en una época de escasos ingresos petroleros, su afiliación ciega a regímenes como el de Venezuela y Argentina, donde la economía no anda nada bien y en el caso de Venezuela difícilmente se puede decir que sigue siendo un país democrático. En este sentido, las preocupaciones están bien fundadas. Pero cambiar está imagen dependerá del candidato Arauz no sólo de lo que haga en la campaña de la segunda vuelta, sino también de lo que definitivamente haga si llegara a la presidencia. La mayor y mejor sorpresa sería que en lo económico se distancie por completo de su líder y adopte reformas para aumentar el empleo y la creación de empresas privadas, no por medio de gasto público sino por medio de desregulación y acuerdos comerciales como con el de EE.UU..

El candidato Lasso la tiene más difícil, pero no imposible. Se requiere de buscar mayor conexión tanto con la clase media que no votó por él, como con las clases populares en la costa y en la sierra al menos. Debe cambiar su imagen de élite, debe rodearse de personas que le ayuden a cambiar esa imagen. En su caso al menos existe menos preocupación a nivel internacional, pero no se puede decir lo mismo a nivel doméstico, pues el sector privado en la primera vuelta no votó abrumadoramente por él. Quizás faltó mejor comunicación de sus planes para la reactivación económica, mejor conexión con la juventud. Hay mucho por trabajar allí.   

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