La forma en la que está concebida dentro del Ecuador el sistema de educación pública da paso a un escenario de adoctrinamiento, a favor del gobierno de turno. Esto sucede debido a la mala concepción del concepto de la educación; pues el sistema público que dentro de un discurso populista ‘ofrece para el pueblo’ ocasiona que la educación se monopolice para los desfavorecidos o quienes carecen de recursos para acceder a educación privada ocasionando una total homogenización, que en consecuencia tiene el adoctrinamiento de las masas. Esto pone en desventaja al colectivo general pues, aparte de ser víctimas de un adoctrinamiento masivo, el que es consciente de aquello tiene una posición especialmente desfavorable debido a que se trata de una institución gubernamental.
Lo que ha impuesto el sistema de educación pública a través de decenas de años ha sido un plan igual para todos los niños, bajo los mismos conocimientos sistemáticos básicos. Santiago Gangotena, rector y fundador de la Universidad San Francisco de Quito, menciona sobre esto que “en lugar de fomentar la duda se fomenta la certeza, lo cual no necesariamente conduce a mentes críticas”. Y esto justamente pasa debido a que a través del adoctrinamiento, solo se aprende a aceptar verdades ajenas y no al cuestionar y examinar a las mismas previamente aprendidas. Esta cadena únicamente se puede romper a través de la liberación del sistema educativo de las manos de la política, que quienes si realmente estuvieran a servicio del pueblo, ya lo hubieran hecho una realidad.
¿Cuál es la posible solución entonces, para que todos puedan acceder a una educación privada y de calidad? El primer problema que surge es, si es que habría quién ponga una escuela en un área rural, alejado de zonas urbanas. En cuanto a esto, Santiago menciona “para que esto ocurra, las escuelas tendrían acciones para ser compradas y vendidas. Así, un colegio urbano con suficiente capacidad y que ha llegado al tope de crecimiento puede interesarse en aplicar su modelo en el pueblo apartado”. Sería un modelo que a largo plazo sería un beneficio total, pues se trataría de la libertad del sistema educativo para todos.
De lo que se deberían encargar las escuelas es de dar el empujón a la persona para que vaya más allá: “el estudiante también debe tener la libertad de dejar lo que hace y cambiar”. Solo de esa manera en vez de adoctrinar, se da las herramientas para que la persona tenga la capacidad para que se cuestione todo lo que está a su alrededor, para hacerlo mejor.
