Cómo manejar la crisis durante las fiestas

El mes de diciembre está universalmente caracterizado por la alegría y la ilusión de las fiestas, tanto de Navidad como de Fin de Año. No obstante, el hecho de que sea un mes muy eufórico emocionalmente ocasiona que, para muchos, esto represente un impacto negativo. Esta crisis emocional puede tener su raíz en muchas causas; ya sea la pérdida o añoramiento de un ser querido, falta de recursos que impiden celebrar más abundantemente, peleas familiares, u otros traumas que este mes implique enfrentar. De forma muy particular, este fenómeno definitivamente se agravó en el actual año, teniendo en cuenta las repercusiones que la pandemia por el COVID-19 ha tenido. Tanto las implicaciones de salud como económicas que la crisis por el coronavirus ha causado, han hecho que diciembre sea un mes muy difícil.

Foto 1: Cena Navideña tradicional.

Daniela Troya, psicóloga clínica especialista en psicopatología, comenta que esta crisis se debe a las expectativas que cada persona se crea en cuanto a estos eventos. “Hay muchas expectativas alrededor de estas épocas, cómo deberían ser estas celebraciones y cómo deberían sentirse”. Lo que pasa frecuentemente es que, cuando estas expectativas no son cumplidas, se vuelve una situación muy frustrante. Esto causa que haya una crisis emocional, debido a que no se cumplen los ideales que se tenían en mente. Daniela menciona también que esto se agrava durante este año porque; se esperaría sentirse felices, contentos y agradecidos después de haber atravesado tantas adversidades en cuanto a la crisis por la pandemia. Al no ser la realidad de muchas personas, no solo entra la expectativa sino la comparación. El constantemente compararse con el otro durante estas fechas repercute aun más en la crisis emocional que estas fechas pueden causar. Es por esta misma causa que Daniela menciona que la mejor solución para estos problemas es el ejercitar activamente el no compararse con el otro, conjunto a abrazar el cambio que pueda ocurrir.

Otro punto muy importante a tratar dentro de este tema es el saber poner límites y reconocer qué se quiere hacer y que no. Diciembre es una época que para cada uno representa muchos compromisos sociales; ya sea por reuniones a las que atender o incluso en cuanto a regalos. Por esa misma razón durante estas fechas es cuando más se debe reflexionar al respecto: ¿qué es lo que a mí me hace bien? ¿qué quiero hacer y que no? ¿quiero ir a esta reunión? Pues el no poner límites en cuanto a este aspecto puede resultar muy abrumador, y aporta a la crisis emocional que diciembre puede representar para muchos. Daniela hace hincapié en esto, mencionando que se trata de “aprender a construir uno mismo su propia felicidad”. Se trata de reconocer cuáles son las prioridades de cada uno, dejando a un lado el compromiso de cada uno con el otro.

Para personas que padecen de enfermedades mentales, ya sea depresión o trastornos de ansiedad, estas épocas son particularmente pesadas. Esto se debe a dicha presión ya mencionada de lo que representa diciembre: un tiempo de alegría, ilusión, agradecimiento, etc. Las expectativas pueden ser extremadamente abrumadoras. Para estas personas y también para quienes tienen seres queridos que padezcan de estas enfermedades, es muy importante el saber reconocer la importancia de la validación en estos casos. El no validar o no darle la debida importancia a los sentimientos y consecuencias que implican estas enfermedades, es agravar la situación porque minimiza a la otra persona y sus emociones. Reconocer que está bien, que es normal sentirse así, que es válido, es la forma más sana de afrontar estas enfermedades.

Diciembre es un mes en el que, debido a tantas expectativas de cómo debería ser, muchas personas batallan emocionalmente. Es muy importante el saber aprender a tomar las cosas un día a la vez, sin expectativas comparaciones con el otro. El reconocer las prioridades personales de cada uno se vuelve algo crucial para vivir estas épocas de la forma más sana. Solo de esa manera se podrán vivir las fiestas en paz: sin expectativas, sin comparaciones y siempre priorizando la felicidad personal.

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