Ciudades chárter: un paso más allá del progreso

Una de las implicaciones del progreso capitalista en la edad contemporánea ha sido la aparición de las ciudades chárter. Estas son ciudades que poseen jurisdicciones especiales donde se pueden aplicar leyes distintas a su país de proveniencia. La autonomía de las ciudades chárter dependen de la constitución del país; pues a partir de esto pueden probar distintas reglas en términos de códigos mercantiles, laborales, financieros, entre otros. El propósito de la creación de estas ciudades no es más que la existencia de una masiva innovación institucional, que trae un sinnúmero de beneficios no solo a quienes la habitan sino también al país donde se encuentra.

La ciudad de Dubái es uno de los mejores ejemplos y más exitosos de este fenómeno. Empieza a partir de la necesidad de oriente medio de tener un centro financiero, a pesar de que la ley islámica no permite esto. Por lo que se contrata a un juez inglés para el diseño de un sistema legal que sea compatible con la ley islámica y el resto del mundo, para poder implementarlo en Dubái y convertirlo en una de las ciudades financieras más importantes de todo el mundo, no solo Oriente Medio. Lo que demuestra el éxito de las ciudades chárter es que la administración de un determinado lugar es un factor clave para su desarrollo económico. A pesar de esto, en muchos países la realidad es que la política es un obstáculo para aquello.

Foto 1: Dubái, antes de convertirse en una ciudad chárter. Créditos: Charter Cities Institute
Foto 2: Dubái, después de convertirse en una ciudad chárter. Créditos: Charter Cities Institute

Santiago José Gangotena, vicedecano del School of Economics USFQ, menciona que uno de los orígenes del problema del subdesarrollo a nivel mundial radica en la casi inexistente innovación de los sistemas de gobernanza. Y es justamente ese problema el que las ciudades chárter atacan: “la incapacidad de probar nuevas reglas que nos lleven a mejores circunstancias, a un costo más bajo que una revolución violenta”. Funcionan como espacios compatibles entre sus promotores y sus ciudadanos, pues si se ofrecen mejores leyes y la ciudad se sigue poblando, los incentivos serán compatibles. Esto se debe a que la gobernanza dentro de este tipo de ciudad se basa en una privatización de los servicios del gobierno.

La apuesta por las ciudades chárter y la razón por la que se insiste en esta idea, menciona Santiago, se debe a que la existencia de aquellas en un país determinado crea competencia política e institucional. “Si es que como ciudad pierdo ciudadanos, tengo un incentivo a mejorar mis reglas”. La existencia de las ciudades chárter crea competencia dentro de las administraciones, lo que ocasionaría innovación institucional. Esta realidad es lo que más se necesita en países en vías de desarrollo, quienes todavía funcionan con leyes ya caducadas.

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