El artículo “Bases para tratar el envejecimiento de la piel con transferencia / trasplante mitocondrial artificial (AMT / T)” fue aceptada para su publicación en “Frontiers in Bioengineering and Biotechnology”, en la sección de Ingeniería de tejidos y medicina regenerativa. Este trabajo fue realizado con Micaela Balcazar y Stalin Cañizares, estudiantes de 5to año en la Escuela de Medicina, en colaboración con Ramiro Díaz y Francisco Cabrera de la Escuela de Medicina Veterinaria; la Dra.Tatiana Borja y Patricia Pontón del Hospital Voz Andes; y Ángela, Celia, Eva y Sirivanh de la Universidad de Montpellier-Francia, quienes visitaron la USFQ el anterior verano.
Hablar de rejuvenecimiento implica hablar de células madre y esto, a su vez, significa pensar la enorme posibilidad que existe para curar enfermedades, pero también significa entrar en controversia, pues las cuestiones éticas sobre la posibilidad de destruir un embrión para obtener sus células madre rondan este tipo de procedimientos médicos. Por esto, muchos investigadores se han centrado en la búsqueda de células capaces de regenerar tejidos y órganos dañados que no sean necesariamente células madre. Este es uno de los temas más sonados en la ciencia en el último tiempo.
Es un hecho que existe un gran interés en descubrir cómo dejar de envejecer, o por lo menos, cómo dejar de parecer más viejo que antes. Lo cierto es que como seres humanos, somos muy propensos a que nuestra piel envejezca, y se debe a distintos factores. Desde luego, el tabaco se lleva el premio, seguido de la exposición excesiva al sol, del estrés crónico, una dieta alta en azúcares y grasas inflamatorias, la falta de sueño, el sedentarismo, todo lo que comúnmente se conoce como “no cuidarse”.
Para lograr regenerse, las células madre crean conexiones de forma natural con las células dañadas a las que les transfieren sus mitocondrias organelo de la célula que genera energía y que rejuvenece a la célula que lo recibe. El procedimiento habitual en las terapias celulares consiste en extraer las células madre, multiplicarlas en laboratorio y después transfundirlas. El protocolo para transferir mitocondrias consiste en obtenerlas desde y hacia otros tipos de células. Esto haría innecesario tener que aislar células madre, lo que evitaría las complicaciones técnicas y éticas. Según sus resultados, la célula que recibe la mitocondria se reprograma, se activa su metabolismo, sufre menos estrés oxidativo, se estimula su proliferación y migración. Aquí radica la importancia de este logro para la USFQ.
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