Dios, los jueces y el aborto

En su clásica defensa del derecho al aborto, la filósofa experta en ética Judith Jarvis Thomson trazaba la siguiente imagen para conducir la reflexión sobre el tema: un violinista famoso está al filo de la muerte y requiere ser conectado a otro individuo con el fin de vivir. Se dispone que una persona sea conectada al violinista para que perviva. Pero esta persona no está de acuerdo en ser conectada al violinista por más que éste sea un individuo altamente relevante para la especie humana y, por lo tanto, merezca vivir. Conectar al uno con el otro es actuar contra la voluntad de uno de ellos. Parecería que se produce un cortocircuito entre el derecho a la vida (la del violinista) y el derecho a la libertad (del cuerpo, el cuerpo del obligado a ser conectado con el violinista en estado terminal). Jarvis Thomson advierte que el ejemplo es puramente simbólico pero que esconde una dosis de realidad acerca del dilema ético del aborto.

Cortesía: Pixabay

Más allá de los dilemas éticos que plantea la decisión de las mujeres para abortar en los Estados Unidos, esta segunda quincena de junio de 2022 la Corte Suprema ha votado una decisión que echa por tierra el fallo de casi cincuenta años atrás del histórico caso Roe vs. Wade (1973) por el cual es un derecho de las mujeres abortar legalmente durante los tres primeros meses de gestación en la nación americana. Ha sido un duro golpe en una época en que las reivindicaciones femeninas están a la orden del día en todos los espacios y países, de la salubridad a la academia, del arte y la ciencia al empleo. En un asombroso fallo de 5 contra 4, los jueces de la Suprema han dejado sin piso a los defensores de la libertad del cuerpo de la mujer y a millones de mujeres estadounidenses.

Esto ocurre en un clima mundial plagado de contradicciones sobre el tema. También con un 5 contra 4 la Corte Constitucional de Colombia legalizaba este febrero de 2022 la posibilidad del aborto hasta las 24 semanas de gestación, es decir, seis meses de embarazo. La avalancha que desembocó en este fallo fue iniciada por el movimiento Causa Justa que desde 2020 unió a 90 organizaciones defensoras del derecho de las mujeres a abortar. Si bien es cierto que desde 2006 en Colombia el aborto había sido despenalizado en caso de violación o riesgo de muerte de la madre o malformación del feto, no podía pensarse que la liberalización de este derecho podría ser tan amplia (durante el segundo trimestre del embarazo el derecho al aborto en los Estados Unidos está sujeto a ciertas restricciones) en un país con una población de corte conservador y católica como la colombiana. Con esto la Corte Constitucional colombiana ratifica su vocación de defensa de derechos sociales y democráticos.

En nuestro país, el Ecuador, la cosa ha sido más difícil: con 75 votos a favor, 41 en contra y 14 abstenciones el parlamento del Ecuador aprobó el aborto en casos de violación en febrero de este año, 2022. El período en que se puede practicar la interrupción del embarazo sin restricciones legales es de 12 semanas, es decir, durante los tres primeros meses con una ampliación de seis semanas, hasta las 18, en el caso de niñas del área rural y entre mujeres indígenas. La influencia de grupos contrarios al aborto ha sido muy importante en el Ecuador, como se ve, y las mujeres abanderadas con el color verde siguen en pie de lucha.

En México, en septiembre de 2021, la Suprema Corte despenalizó por unanimidad los castigos con cárcel de hasta tres años a un participante en el aborto de una mujer o a ella misma en el estado de Coahuila. Pese a la regionalidad del fallo, “al haberse alcanzado una mayoría que supera los ocho votos, las razones de la Corte obligan a todas y todos los jueces de México, tanto federales como locales”, de acuerdo con un comunicado de la Suprema, con lo que la inconstitucionalidad de las penas se amplía a toda la federación mexicana. México y Colombia, dos países de larga tradición católica y conservadora, han dado grandes pasos en la despenalización del aborto.

Tal parece que la ola de liberalización o su restricción obedece, precisamente, a la composición de las cortes que han decidido abrir o cerrar la puerta. En los Estados Unidos el ex presidente Donald Trump movió la balanza hacia el lado conservador al haber nombrado tres nuevos jueces de la Suprema que votaron a favor del endurecimiento.

Los estados con gobiernos locales de corte republicano como Misuri y Texas se han apresurado a penalizar el aborto en tanto que aquellos con gobernadores demócratas hacen lo contrario. La vicepresidenta demócrata Kamala Harris se ha movido aprisa para hablar con los fiscales de estados de corte demócrata y proteger el derecho a la interrupción del embarazo con legislación en dichos territorios. Así ha ocurrido en California, Nuevo México y Michigan, en tanto en otros estados la posición es más dividida. Todo hace suponer que la circulación de las mujeres de estado a estado con fines abortivos se incrementará exponencialmente, en tanto que grandes empresas como Starbucks, Tesla, Airbnb o Netflix han adelantado el paso para pagar los gastos de viaje de las viajeras entre estados.Naturalmente las compañías protegen sus intereses en un capital humano sin cargas de responsabilidad.

La derogación de Roe vs. Wade ha dejado perplejos a los defensores del aborto en el mundo, piensen o no piensen demasiado en aquel violinista cuya vida corre peligro, como en la viñeta de Jarvis Thomson. Para los unos, como el ex presidente demócrata Barack Obama, se ha echado por el suelo una lucha de 50 años y, a su juicio, los políticos e ideólogos han intervenido en una de las decisiones más personales que compete a la libertad de los estadounidenses, uno de sus temas más íntimos: el derecho sobre el cuerpo. Para otros, menos democráticos y más ultraterrenos, simplemente “Dios tomó la decisión”.

Así lo ha dicho Donald Trump, entre Dios, los jueces y el aborto.

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