El conflicto ruso-ucraniano y el cambio del orden mundial

por: Emiliano Gil Blanco, PhD

El reciente conflicto originado en Europa con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, ha originado una serie de consecuencias económicas, políticas y sociales de muy diversa valoración. La repercusión geopolítica que puede tener todavía está por conocerse, al igual que sus consecuencias en el entorno global.

La guerra como solución a un conflicto ha sido una forma de solución impuesta, que deja a un lado el marco diplomático. ¿Quién tiene razón? Últimamente, la historia ya no era una causa de peso para realizar reclamaciones territoriales entre países. Nos hemos centrado en la realidad social o política de los ciudadanos de los países con conflictos territoriales para poder reivindicarlas a través de refrendos, es decir, a través de una vía pacífica y política.

Como decía Rafael Sánchez Ferlosio, hay políticos más empeñados en hacer historia que en hacer política. Y Vladimir Putín es uno de ellos. Mala señal. Los hay incluso empeñados, no ya en escribir la historia, sino en reescribirla. A comienzos de febrero de 2022, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, salió de una reunión con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, y declaró: “Para ser benévolos se puede decir que, a veces, Rusia y nosotros tenemos diferentes interpretaciones de la historia”.

Se habían reunido para hablar de Ucrania y se pasaron buena parte del encuentro discutiendo sobre 1990. Concretamente, sobre unas palabras que James Baker -el Blinken de la época- le dijo ese año a Mijail Gorbachov: “Acepte una Alemania unida dentro de la OTAN y la Alianza Atlántica no moverá sus fronteras hacia el Este”.

De que esa frase fuera una mera sugerencia (versión EE. UU.) o una promesa incumplida (versión Rusia) dependen para algunos la guerra y la paz.

Como la cosa va de Historia, voy a analizar ahora en exclusiva las claves de la crisis, desde ese punto de vista, que mantiene al mundo en vilo. Entre estas claves, puedo destacar:

  • La situación geográfica de Ucrania (su nombre significa “periferia” o “zona fronteriza”), que la convirtió pronto en puerta de entrada de las ideas occidentales a Rusia.
  • La derrota rusa en la Guerra de Crimea entre 1853 y 1856, y el consiguiente despertar de un paneslavismo “espiritual” opuesto al “materialismo” de Occidente. La desencadenó el expansionismo ruso y el temor a que el Imperio Otomano se desmoronase, y se disputó fundamentalmente en la península de Crimea.
  • La participación de Ucrania en la II Guerra Mundial y el colaboracionismo ucraniano con la Alemania nazi durante la ocupación militar de Ucrania. Aquí hacemos hincapié en las aspiraciones políticas ucranianas para recuperar su independencia (brevemente adquirida durante la guerra civil rusa, 1917-1923); es decir, hablamos del resurgir del nacionalismo ucraniano, así como el odio contra el gobierno soviético y los rusos étnicos por el genocidio Holodomor, el hambre, las expropiaciones y confiscaciones de bienes, los arrestos masivos, las deportaciones y las ejecuciones ocurridas en las décadas de 1920-1930, así como el ataque contra sus intelectuales. Posteriormente, tras la invasión alemana, se sucedieron también las represalias debidas a acusaciones de colaboración, fueran éstas fundadas o no.
  • El hecho de que Nikita Kruschov regalara Crimea a Ucrania en 1954, cuando todo a ese lado del mundo se llamaba Unión Soviética y nadie se preocupaba por sus fronteras. En 2014, Rusia organizó un referéndum de autodeterminación de la península que salió con un 95,5 favorable por la autonomía y por la integración a Rusia.
  • La reacción del Kremlin a la “victoria” de Estados Unidos en la Guerra Fría. Mientras el Kremlin negociaba la reunificación de Alemania, la Unión Soviética comenzó a desmoronarse en el marco de una fuerte crisis económica y de agitación política. Cuando cayó el Muro de Berlín (1989), la Unión Soviética dejó que el gobierno comunista de Alemania Oriental (RDA) se desmoronase y aceptando la unificación alemana. El presidente ruso Vladimir Putin pone énfasis en la inocencia de los líderes soviéticos de entonces ya que supuso la expansión de la OTAN hacia los antiguos países satélites de la URSS.
  • El levantamiento popular de 2013 y 2014 (Revolución de Maidán) después de que el Gobierno prorruso de Yanukóvich se retirara de las negociaciones para alcanzar un acuerdo de asociación entre Ucrania y la Unión Europea. El 22 de febrero de 2014, el presidente ucraniano fue depuesto por el Parlamento creándose un Gobierno provisional. Vladimir Putin denunció este hecho como un golpe de Estado y declaró: “Rusia se reserva el derecho a utilizar todas las opciones disponibles, incluida la fuerza como último recurso”.

El hecho evidente es que Rusia invadió Ucrania el pasado 24 de febrero y las consecuencias que está acarreando son importantes, crisis de refugiados y energética con un incremento de precios en el mundo. Aún no sabemos cómo va a terminar, pero sí podemos afirmar que ha servido para darnos cuenta que Rusia, al igual que la URSS, sigue siendo un gigante con los pies de barro.

Bibliografía recomendada:

Facio, Hugo (2015) – Rusia, de los zares a Putin (1880-2015). Bogotá: Universidad de los Andes. https://uniandes.ipublishcentral.com/product/rusia-de-los-zares-putin-18802015

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