¿Cuál es el estado de los servicios de salud mental en el Ecuador?

Para empezar a entender el estado de los servicios de salud mental en el Ecuador, es necesario observar el escenario global. Hace algunos años, el antiguo director del Departamento de Salud Mental y de Abuso de Sustancias de la OMS, Shekhar Saxena, dijo: “Cuando se trata de la salud mental, todos los países somos países en vías de desarrollo”. Las palabras de Saxena resuenan mucho con el descuido histórico de la salud mental a nivel mundial. Este aspecto fundamental del bienestar y la salud humana ha sido sistemáticamente descuidado, provocando que millones de personas con problemas de salud mental en el mundo no puedan acceder a un servicio de calidad, y en ocasiones no puedan acceder a ningún servicio.

Se estima que la brecha de tratamiento para salud mental en Latinoamérica es de 74.7%. Esto quiere decir que 74 de cada 100 personas con necesidad de tratamiento en salud mental no pueden acceder a un servicio adecuado. En Ecuado,r enfrentamos grandes barreras de acceso a servicios de salud mental ya que la atención psicológica y psiquiátrica sigue siendo un privilegio de clase. A continuación, se detallan algunas de las barreras de acceso a estos servicios en nuestro país. 

En los últimos 7 años, Ecuador ha estado en un proceso de transición muy lento de un modelo de atención hospitalocéntrico, a un modelo de atención comunitario, que propone que los servicios psicológicos, psiquiátricos y psicosociales tienen que estar disponibles más cerca de la gente y fomentarse en la comunidad. El modelo hospitalocéntrico, centrado en el hospital psiquiátrico, ha ido quedando obsoleto y la evidencia apunta hacia el modelo comunitario como la mejor aproximación a la salud mental de la población. No obstante la infraestructura, el personal capacitado, y los recursos económicos para la implementación del modelo comunitario en salud mental todavía no están disponibles en el país. Además, el Ecuador es uno de los pocos países de la región sin una ley de salud mental. En el último informe del Instrumento de Evaluación para Sistemas de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (IESM-OMS ) sobre Ecuador emitido en el 2015, se le sugiere al país enfocarse en una legislación que garantice los derechos de las personas con enfermedades mentales, con un énfasis especial en el internamiento forzado y las violaciones de Derechos Humanos en instituciones psiquiátricas. Sin embargo, hasta la fecha no han existido avances significativos en materia de legislación, dejando a muchas personas en completa desprotección.  

 

En 2015, el país lanzó el Plan Estratégico Nacional de Salud Mental. Este plan tiene un enfoque de desinstitucionalización, es decir que evita el internamiento prolongado de pacientes y se centra principalmente en la promoción/prevención e integración de la salud mental en la atención primaria de salud. El Plan Estratégico implicó un gran avance para nuestro país en materia de salud mental. Sin embargo, hasta la fecha actual, no existen evaluaciones formales de la implementación de dicho plan, por lo que no conocemos su grado de implementación ni su efectividad. Asimismo, la OMS señaló un déficit de personal: el país cuenta con 1,5 psiquiatras, 1.7 psicólogos y 30 enfermeros/as trabajando en salud mental en el sector público por 100 000 habitantes, los datos del sector privado no están disponibles. Además del déficit de personal, existen otras barreras importantes de acceso a la atención en salud mental como es la concentración de servicios en zonas urbanas. Ecuador tiene 5 hospitales psiquiátricos, todos ubicados en áreas urbanas en las principales ciudades del país. El país cuenta con 1635 camas psiquiátricas que equivalen a 12 camas por 100 000 habitantes. El 53% de esas camas están ocupadas por pacientes que llevan hospitalizados más de un año y el 64% por pacientes que llevan hospitalizados mínimo 10 años. De hecho, entre todos los países sudamericanos, Ecuador tuvo la tasa más alta de pacientes en hospitales psiquiátricos que han permanecido internados durante más de diez años. 

 

A este problema le sumamos el limitado presupuesto asignado para salud mental. Según el Presupuesto General del Estado, el presupuesto asignado para salud en los últimos 10 años ha oscilado entre el 6% y 10% del PIB. De todo el presupuesto de salud, solo 1.2%-1.6% ha sido designado para servicios de salud mental. Además, el 59% de la inversión para salud mental suele estar dirigida a hospitales psiquiátricos. Esto confirma el lento progreso del Ecuador en la transición del modelo hospitalocéntrico al modelo de atención comunitaria. Finalmente, en línea con una serie de medidas de austeridad tomadas por el gobierno central, no existió un incremento en el presupuesto de inversión para salud mental designado para el año 2020, siendo esta una medida anticonstitucional.

 

Sin duda, el estado de los servicios de salud mental en Ecuador refleja un problema global. Sin embargo, para los países de medianos y bajos ingresos como Ecuador, la situación de los servicios de salud mental es aún más crítica. El 10 de octubre del año pasado se conmemoró el Día Mundial de la Salud Mental, el tema que se escogió para ese año fue: “inversión: una oportunidad para impulsar un aumento a gran escala de la inversión en salud mental”. Como país, necesitamos comprender el grave contexto de la brecha de tratamiento y empezar a juntar esfuerzos que puedan, por un lado, exigir los servicios que merecemos como ciudadanos. Por otro lado, proponer formas de aliviar los sistemas de salud sobrecargados para contribuir a esta enorme brecha de tratamiento desde la organización comunitaria y la sociedad civil.

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