Cuando leer es descubrir sentidos

Análisis de respuestas lectoras

Por: Israel Acosta Gómez, Fidel Cubillas Quintana, Sulany Sánchez Curbelo

Profesores de la Universidad de Sancti Spíritus “José Martí”, Cuba.

"El texto literario constituye una manera de aprender el mundo y, como tal, puede ser considerado un modo de conocer…"
Martina Fittipaldi
2007

Creer o continuar dibujando a la lectura, con frecuencia, como mero acto de pronunciación, promueve análisis sesgados, que no ofrecen del todo un resultado satisfactorio en los escolares-lectores. Leer ya no puede seguir siendo un “pronuncia” y “oraliza”, ya habrá que decir algo más. Leer es construir sentidos, es avanzar o explorar a ritmos complejos de enunciación. Leer es construir discursos. En este breve escrito se nos expone cómo lograr que la Animación a lectura sea un espacio social de acceso al universo de la creatividad y la comunicación como tareas específicas para entender la literatura como hecho estratégico de sensibilidad.

Leer es participar. Leer es diálogo.

Desde la biblioteca de aula se pueden desarrollar un sinnúmero de actividades que acerquen más al lector a la lectura literaria, no como acto en el cual únicamente no solo se contenga en oralizar fonemas, sino que se sea capaz de activar en el sujeto lector el proceso de recepción, el cual se enmarca en la construcción pluri-significativa de significados y la atribución consecuente de sentidos, generarlos.  De esta manera, cada lector explicita la inferencia para acceder al texto desde diversas claves que le consentirán sentir cosas distintas, pero a la vez, imaginar, recrear; de lo que se trata es de un leer más y mejor que le siembre el acceso al mundo para pensarlo y no para refutarlo a priori.

Al presente, debe entronizarse un leer para interpretar, buscar; en fin, para armar el crucigrama de la vida. En palabras de Miras, Solé, Castells, Espino y Gràcia (2008)[1], la lectura y la escriturase entienden desde su perspectiva nucleica como instrumentos estratégicos; al pensar que lo estratégico refiere a la habilidad del lector para procesar o enjuiciar el texto. Vale pues, como estas autoras indican “(…) entender la lectura y la escritura como instrumentos estratégicos solo tiene sentido si las vinculamos a una concepción del aprendizaje como un proceso constructivo, que implica la relación e integración progresiva del nuevo conocimiento a la estructura de conocimiento de la persona, y no como una simple acumulación o asociación de datos e informaciones. Por ello, leer es poner a prueba una energía mental, cognitivo-sociocultural que rompa el icebergde las entrañas de la imaginación, aquel témpano que está en las mentes. Leer es, asimismo, reaccionar, buscar respuestas, liberarnos de las ataduras que limitan la creatividad, y por qué no, ir a la ensoñación y sumergirnos para salir menos ignorantes. Leer nos permite comunicarnos con la otredad; lo divertido está en el disfrute de leer para conjeturar, reflexionar ante el tema evocado, y no para que el texto esté inactivo, hay que buscar formas de acercamiento al otro para promover una reflexión responsiva, heurística. Martina Fittipaldi (2007)[2] lo corrobora al decir que “…la literatura entonces es el espacio del diálogo, de la comunicación y del compartir…”

Por ende, se lee porque se desean hacer muchas cosas con las palabras. Sin dudas, lo absorbente habita en la animación y el regocijo con lo que se lee, porque los lectores valoran la actitud del otro y asienten y pueden acceder a distintas miradas de la información. ¿Para qué leer un texto, con el mismo objetivo, sino se tiene claro el núcleo de toda lectura? Es una pregunta que su respuesta está en ella misma; para qué se lee, si no es para comprender e interpretar, transformarnos como seres humanos, siempre algo mejores; desde la visión más específica__ particular si se desea__leer en equipo es construir la experiencia para equiparar las respuestas; leer es desterrar el egoísmo y alcanzar la humildad. Natalino (2013)[3] nos lo confirma, porque “es allí cuando, como educadores, sentimos que somos testigos del proceso de desarrollo de la observación aguda y de la capacidad crítica en nuestros alumnos…solo será posible cuando la humanidad, por medio de la Lectura, la reflexión y la autocrítica, se permita crecer, acceder a la información veraz y objetiva, y valorar al otro en toda su dimensión”.

Más complejo es aun cuando los maestros exigen escribir, plasmar aquellas ideas negociadas ante el texto y desde él, pues parece que el reloj no avanza, y se alarga…y pasa el tiempo, y todavía los niños y las niñas se abstraen como buscando el País de Nunca Jamás… pensando mucho qué decir, pero, sin discernir qué desean hacer con la lectura. Qué distinto sería todo si en la clase de Lengua y Literatura se intenta soñar, comentar temas que los alumnos y alumnas les apetezca; cuánto produce, y sin dudas qué se logra si de la conversación lectora se llega a la construcción de zonas más sugerentes. Todas las propuestas que indiquen y que ofrezcan vías menos intolerantes serán aceptadas, pero hay que enseñar a observar, discernir cuando se lee, para que los labios se apresuren y compartan su expresión; sepan que palabra contenida, no llegará a la vida. La lectura nos hace y nos conforma, nos alegra. La respuesta de los lectores sorprende, es enérgica en su boca, y lo estará si con la lectura se produce el dialogismo, la recepción distinta, diversa, rica. Mendoza Fillola (2003)[4] lo establece al decir que “(…) todo ello tiene el fin de formar lectores capaces de establecer interacciones comunicativas-interpretativas con las posibles producciones culturales y literarias. El resultado final de la recepción es la interpretación del texto; se trata de una fase que, a modo de síntesis del proceso lector, pone en juego de la recepción, la interacción (…)” Además, el propio Fillola (2001)[5] asevera que la recepción promueve la actividad lúdica y la valoración, porque “(…) la recepción lectora se orienta hacia la comprensión (primer resultado cognitivo del proceso lector y desencadenante de la actividad lúdica y de la valoración) y, particularmente, hacia la interpretación que resulta de la valoración estética, metaliteraria y/o ideológica de datos culturales y metaliterarios (…)”.

Entonces, cada lector desde su experiencia (intertexto) genera interpretaciones “posibles”, lo que no excluye del todo la legitimidad; si todo texto posee alguna intención comunicativa, todo texto además posee espacios en blanco que deben ser completados con cada “intertexto” proveniente de la cultura del lector, pues este lector puede re-crear y dialogar con la realidad que evoca ese texto; porque es muy cierto que cada texto-poema evoca en cada lector alcances de distinto grado de complejidad, así, para la profesora colombiana Marina Parra (1999)[6] expresa que “…cada lector reinventa códigos porque no solamente lee con sus facultades cognoscitivas, sino con toda su personalidad…”.

El lector tiene, así, un margen de interpretación, y este no se “desajusta”, sino que se enriquece desde los marcos de sentido que se anteponen al texto. Hay lecturas, como tanta cantidad de lectores existe, porque si las lecturas pasadas, son reservorios de información (tópica, contextual, genérica…), es pues, que los lectores ´activarán´ esos saberes o repertorios para anclarlos a la lectura presente. Se construye a través de las vivencias de aquellos corpus de lecturas que han horadado en la imaginación y en la conciencia, y que el intercambio ayuda a poner de relieve. Fittipaldi (2015)[7] lo hace patente cuando asevera “la lectura literaria se convierte así en un espacio que posibilita el encuentro, que convoca al diálogo y la discusión entre los lectores a partir de la puesta en juego de variedad de pensamientos, sentimientos, formas de leer”. Es por ello, que la lectura literaria abre las puertas para la construcción de la socialización y el compartir diversos, porque todo ello actúa como proceso potente de búsqueda de experiencias.

Hace mucha falta animar a lectura desde la experiencia, enseñando a activarla conscientemente a los textos leídos. Cada lector ha de reconocer las intenciones del discurso, y estas se descubren, en la medida en que se converse con las lecturas. Por tanto, las lecturas son espacios lúdicos de verbalización de la experiencia; leer es pues, vida estimulante y grata.  Así, también para Mendoza Fillola (2001)[8]“…la lectura de un texto literario siempre puede sorprender por lo inesperado del tipo de conocimientos que requiere del lector”, porque cada lector “se asombra”, desde el saber que vierte al texto; con cada hallazgo se (re)significa lo que para él tiene validez, o por lo menos, lo que le puede aportar al texto. El encuentro con las singularidades que emergen de la obra es un camino que debemos explorar porque se promueve así que cada lectura evoque el departir sobre ellas.

Desde la interacción. Experiencias culturales de creación.

El aula es uno de esos marcos en los que se construyen relaciones para mejorarnos como seres sociales, humanos en toda la medida. Habría que cuestionarse cuánto aporta la Animación a la Lectura a la construcción de la ciudadanía y la formación de la subjetividad como una de las formas del imaginario personal. Bombini (2016) alude a que cada grupo social de lectores tiene que ser capaz de aplicar estrategias que le permitan interactuar con la lectura, para poder: inferir, crear hipótesis, socializar; ya se dijo antes que la lectura y la escritura son instrumentos estratégicos, entonces para el propio Bombini (2016)[9] desde este ángulo, más en concreto nos decía, que, al menos los textos literarios“(…) parecen invitar en el momento de su lectura compartida a intercambios de interpretaciones en los que se ponen en juego los distintos modos en que los sujetos y grupos construyen significados subjetivos, sociales, ideológicos, políticos, idiosincráticos; y no cabe ninguna duda de que en cualquier intercambio entre lectores de literatura, y sobre todo si ocurre en un aula donde el docente propicia la conversación entre sus alumnos, se pondrá en evidencia la riqueza que asume este dispositivo de lectura compartida.Si concebimos, desde este punto de mira, a la lectura como rampa de acceso a la sociabilidad, estaríamos por buen camino.

La lectura tiene que decirnos muchas cosas, se debe intervenir, y ello equivale a que se generen espacios lectores en los que se brinde la oportunidad de moldear los abordajes a las lecturas, desde el pensamiento y la imaginación. La animación es un acto de concientización activa. Si queremos que la lectura no sea una elemental receta de aula para pasar el rato enseñando lengua, vengamos todos a concebirla como el recodo donde lo humano se funde con lo divino.

La animación a la lectura no es un eslogan de promoción, sino es una dirección para enseñar los porqués y para qués de las lecturas, por todo lo que inculca ella en la formación humanística y axiológica de la personalidad del lector en formación. Natalino (2013)[10]expresa de esta manera que“la Biblioteca escolar contribuye a la formación de los proyectos del niño, de su ética, de su ser ciudadano del mundo, de su práctica al escuchar y al ser escuchado, al incentivar el hábito de descubrirse con criterios personales”asimismo, la animación a la lectura admite el descubrir y respetar los criterios, al conformar a su vez una ética, un ideal para ser, que tal vez llegue a formar parte de la vida. Teixidor (2007)[11]concuerda en que “(…) leer y hablar nos da felicidad, nos hace salir de nosotros mismos y nos libera(…)”. Y, ese acto de liberación nos conduce con asiduidad a la pasión que debe imbuirse, no castigando, pero sí sugiriendo que sería una clave para acceder a la lectura que es asumirla. Tal vez, la fruición, ese goce estético con la palabra y la vida que nos exterioriza la lectura, sean las llaves para no encubrirla con artilugios o artificios que la enturbian. No, la animación a la lectura es un espacio para que cada lector puede y desee crear la reflexión. La lectura es asimismo, un segmento de vida que nos desafía y enseña, una oportunidad para descubrir el imaginario como forma que condiciona y reconfigura la apreciación.

El profesor Antonio Mendoza Fillola (2001) constata todo lo que se ha hecho con la lectura, vista ella como diálogo que “(…) el texto literario se construye y elabora sobre un ensamblaje de referencias que vinculan cada nueva producción con otras creaciones literarias y culturales anteriores (…)”Todo lo que estimule la toma de partido hacia verbalizar experiencias, parece que abrirán más puertas y se desterrará del olvido al libro, porque él aporta una visión más valedera de la vida, porque en él está la vida del ser humano, representada, explicada.

Todo esto es expresión del proceso de comprensión lectora que se da en tanto se pone de manifiesto la capacidad del lector de construir el significado de la historia haciendo conexiones entre su vida, la trama, las situaciones y los personajes del relato. También, este estudio pone énfasis en la categorización de respuestas de acuerdo a las claves de lectura propuestas por la doctora argentino-española Martina Fittipaldi (2012)[12], así, de este modo para esta autora esas claves se clasifican en: mediáticas, realistas, metafóricas y personales, las cuales se retoman y adaptan para analizar los juicios que cada lector va construyendo para llegar a una comprensión más sugestiva del texto.

 Asimismo, atiendo a esta interesante taxonomía de las respuestas lectoras, las hemos contextualizado al poema que los niños y niñas lectoras han comprendido en toda la extensión de la palabra. También haremos una fusión y añadiremos una clave que Lawrence Sipe (2011)[13] considera como performativa o creativa, puesto que los niños lograron ser creativos, y por ende el texto se convierte en un camino o ranfla para fomentar la creatividad. El  análisis  de  los  productos  de  la  actividad, es uno de los métodos que se ha potenciado en esta experiencia, el cual se  propone  analizar y presentar los poemas  y otras actividades de construcción de sentido realizaron los lectores y lectoras. A continuación, se ejemplificará con el fragmento del poema “La muralla”, del escritor cubano Nicolás Guillén que se propone para su lectura y comprensión en el Octavo grado de la secundaria básica. En el poema, tendrá como actividad central, analizar las respuestas lectoras de los educandos, para ello, se preguntará a los educandos para iniciar el diálogo: “Para quiénes abriríamos la muralla, para quiénes la cerraríamos”; “Nicolás Guillén propone que todos seamos una muralla. Explicite sus impresiones”.

Poema: “La muralla” (fragmentos)

Autor: Nicolás Guillén (Cuba)

…Al corazón del amigo

abre la muralla;

al veneno y al puñal,

cierra la muralla;

al mirto y la yerbabuena

abre la muralla;

al diente de la serpiente,

cierra la muralla…

desde la playa hasta el monte

desde el monte hasta la playa, bien,

allá sobre el horizonte.

Aplicación de las claves de acceso a la lectura desde la propuesta de la Dra. Martina Fittipaldi (2012). Contextualización de acuerdo al poema “La muralla”

  • LA CLAVE MEDIÁTICA: algunos niños manifestaron que existe una versión musicalizada del poema de Nicolás Guillén, y que está hecha por la cantante española Ana Belén; ellos expresan que es una canción llena de valores estéticos, señalan el ritmo del “abre” y “cierra” la muralla, en la que está la ética y la moral en cada acción; se refieren que el “abrir” alude a las cosas buenas y el “cerrar” se refiere a todo lo malo o maléfico… Esto permite que ellos expliquen y valoren el intertexto, su experiencia de lectura.
  • LA CLAVE REALISTA: ciertos niños sugirieron o compararon el poema con los elementos de la naturaleza y la vida en general, que se aluden como portadores del bien y el mal. Por ejemplo, “el corazón del amigo simboliza la ternura, el amor, la simpatía”; también, “el veneno y el puñal, lo indigno y lo injusto” Se expresa como la “muralla” representa la idea de la unidad, en la que todos debemos colaborar para que el mundo sea más justo…
  • LA CLAVE METAFÓRICA: determinados niños pensaron que aunque la muerte no se menciona en el fragmento y en el poema en general, sí está presente, por ejemplo, se refirieron a que “en el veneno y el puñal” está representada. Todo lo que mata y deplora está contenido en estos dos sustantivos claves del poema, que además son símbolos del mal. Ellos comparan a estos símbolos con la gente mala, injusta, odiosa que van por la vida haciendo daño. Asimismo, se hace énfasis en otros símbolos como la misma “muralla” que figura la unidad continental en la cual deben entrar las cosas buenas y justas…
  • LA CLAVE PERSONAL: casi todos los niños del proyecto, y desde diferentes puntos de vistas o miradas, leyeron entre líneas; es decir, promovieron interpretaciones, construyeron macroproposiciones que proyectaron en su vida. El poema sirvió de enlace o vínculo entre el poema “La muralla” y sus propias vidas, fue el texto un puente desde donde pudieron mirar el mundo e iniciar un proceso de sensibilización. Por ejemplo, varios niños expresaron que “el mirto y la yerbabuena”, le recuerdan a las personas bienhechoras y caritativas, así como “al diente de la serpiente”, se les parece a aquella gente que no desea hacer el bien, por ejemplo, aluden a aquellos países que están en guerras, en pugnas…

 

INCLUIMOS EN NUESTRA PROPUESTA LA CLAVE DE “LAWRENCE SIPE”

  • LA CLAVE PERFORMATIVA O CREATIVA: los niños del proyecto pudieron de manera colectiva e individual o por pequeños grupos en ocasiones, construir poemas, hasta los de tipo menos común, pero se les enseñó a redactar “haikus”. Ser autores les da la oportunidad de comprenderse, estimularse, leer en voz alta, de compartir experiencias. Ejemplo de ello, se los presentamos a continuación.

 

Poemas “haikus” redactados en colectivo incluidos en el Cuadernillo de poesía, que estará en la biblioteca de aula.

“Muralla”

Pasa bondadoso

vaya maldad, fuera

venga la muralla.

***

“Serpiente”

Fuera, indigna

si vienes, se cierra

maldad jamás.

Los imaginarios que nos proporciona la lectura viabilizan la construcción del pensamiento y el lenguaje como esos “anteojos” que permiten ver más allá de nosotros, y para retornar al existencialismo del mundo que nos toca reformar continuamente. La lectura literaria nos ayuda a descubrir esas ideologías ocultas en los textos, y nos permite “emplearlas” y exponerlas. Los lectores indagamos una manera siempre mejor de ver la naturaleza humana que nos rodea y delimita. En consecuencia, la clase de literatura nos brinda vías para que los lectores puedan descubrir, argumentar y hacer explícitas sus razones, porque leer es compartir valores. Se hace notorio que la actividad de mediación ha de ser más fructífera, para que las ayudas tengan en cuenta la zona de desarrollo próximo de cada uno de los lectores. Necesitamos hoy, una escuela que enseñe a mirar a los textos como maquinarias potentes culturales de reafirmación identitaria.

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[1] “La representación de las tareas de lectura y escritura para aprender: el punto de vista de los alumnos”. En Miradas y voces: Investigación sobre la educación lingüística y literaria en entornos plurilingües. (Coords: Anna Camps y Marta Milian). Barcelona: Graò, 2008, pág. 92 y ss.

[2] “La lectura de literatura: Alicia detrás del conejo”. En: Literatura infantil: nuevas lecturas y nuevos lectores. Actas del V Seminario Internacional de Lectura y Patrimonio. (Coords.: Pedro C. Cerrillo Torremocha, Cristina Cañamares Torrijos y César Sánchez Ortiz). Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2007. Pág. 368.

[3] “Bibliotecas Escolares ¡Semillero de lectores!” En: El Retorno a la Lectura. El coraje de leer. Buenos Aires: Editorial Dunken, 2013, págs.: 34-44.

[4]Intertextos: aspectos sobre la recepción del discurso artístico. Mendoza Fillola, A. y Cerrillo Torremocha, P. C. (Coords.) Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2003, pág. 74 y ss.

[5]El intertexto lector: el espacio de encuentro de las aportaciones del texto con las del lector. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2001, pág. 96.

[6] “La lectura como un proceso de construcción de significado”. En: Espacio literario, espacio pedagógico: límites y confluencias . Volumen 4. Colombia: Magisterio. 1999. Pág. 85.

[7] “La literatura como espacio de acogida y de reconstrucción identitaria”. En: Había una Vez. Revista de Libros y Literatura Infantil y Juvenil (Agosto), No. 22, 2015, págs. 14-21.

[8]El intertexto lector: el espacio de encuentro de las aportaciones del texto con las del lector. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2001, pág. 79.

[9] “Tres tiempos para pensar la lectura”. En: Revista Ruta Maestra, 2016, No. 14, pp. 15-17.

[10] “La función social de la Biblioteca Escolar”. En: El Retorno a la Lectura. El coraje de leer. Buenos Aires: Editorial Dunken, 2013.

[11]La lectura y la vida. Barcelona: Ariel, 2007, pág. 11.

[12] Fittipaldi, M. (2012). La categorización de las respuestas infantiles ante los textos literarios. Análisis de algunos modelos y propuesta de clasificación. En: La literatura que acoge: inmigración y lectura de álbumes. (Coords: Colomer Martínez, T. y Fittipaldi, M). Banco de Libro-Gretel.

[13] Sipe, L. (2011). Cómo responden los niños a los álbumes ilustrados: cinco tipos de comprensión lectora. La literatura infantil en la UAB. Univesidad de Philadelphia: Gretel. Obtenido de http://www.gretel.cat/es/lecturas/conferencia-de-lawrencesipe/

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