El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes es una obra trascendental por un sinnúmero de razones y en un sinnúmero de niveles. Si bien es un ícono literario y una gran referencia independientemente del contexto que se hable, también hay muchísimos aprendizajes personales que se pueden rescatar y de los que se puede aprender.
Esta historia relata las aventuras de un caballero andante autoproclamado: Manuel Quijano, o don Quijote. Este aventurero caballero empieza sus aventuras a partir de una idea bastante ocurrida. Manuel Quijano no era más que un hidalgo en decadencia económica con una gran afición: la novela de caballería. Manuel Quijano llega a obsesionarse con este tipo de novela a tal punto que decide encontrar la manera de proclamarse caballero, y poder aventurarse por toda España en búsqueda de la justicia que él pueda ejercer.
A partir de la naturaleza de la historia se rescata el tema central, que es el que le da un hilo a la historia: la locura del Quijote. Sin duda alguna que esta locura lo lleva a hacer cosas muy descabelladas: recorrerse toda España y llenarse de anécdotas muy poco convencionales, conseguir a un campesino de escudero que logra creer en él ciegamente, y lo más importante convencer a los demás que él es un verdadero caballero. El aprendizaje más grande que en lo personal me llevo del Quijote es ese: su incansable anhelo de luchar por su locura.
El secreto de la vida está en luchar por las motivaciones y pasiones de cada uno. Llamémosle luchar por una locura propia. Y es que es de ahí donde salen las ideas más grandes y revolucionarias de la historia: de una sed insaciable de insistir por una convicción o locura propia. Y don Quijote es un perfecto ejemplo de esto; pues tenía una pasión por la novela de caballería andante, y esta pasión era tan grande que el Quijote decidió tornarlo en su propia realidad. Una realidad que gradualmente fue siendo transmitida hacia otros, logrando incluso a influenciar y causar un impacto significativo en otras personas. Y es que eso es lo que las personas que viven a partir de su locura logran: inspirar y causar un impacto positivo en otras personas, e impulsarlas para que encuentren su locura y también puedan vivir a partir y a través de ellas.
Don Quijote no fue más que uno de muchísimos otros protagonistas que le fue fiel a su corazón y sus ideales. Por supuesto que este no es un camino fácil, pues otro aspecto admirable del Quijote fue la perseverancia y la resiliencia que tenía para serle fiel a su locura. En muchas de sus anécdotas se cuenta que se burlaban de él; de su aspecto, de cómo hablaba, de su rocín, de lo que predicaba, de lo que creía, de su forma de ser y de su locura. A pesar de esto siempre tuvo presente que su locura era más importante y era su verdad, entonces no dejó que nada lo desalentase. Ese es el espíritu que rescato de este gran personaje y del que deberíamos todos vivir: no dejar que ninguna otra persona diga qué está bien y qué está mal para uno mismo, pues ninguno otro conoce la locura de cada uno. Los asuntos del corazón son inentendibles para otros.