¿Cómo ha afectado el Covid-19 a la seguridad alimentaria y nutricional?

La pandemia por el nuevo virus COVID-19, está generando múltiples impactos globales sin precedentes a nivel social, económico y ambiental, que afectan la nutrición y la seguridad alimentaria de la población, sobre todo en países de bajos y medianos ingresos con sistemas de salud y de seguridad social precarios donde los efectos de esta emergencia alimentaria mundial se acentúan más.

Fuente: CAF https://www.caf.com/es/conocimiento/visiones/2020/05/seguridad-alimentaria-nutricional-ante-el-covid19/

Se estima que antes de la pandemia alrededor de 821 millones de personas padecían de hambre crónica, 135 millones vivían con una inseguridad alimentaria aguda y un tercio de la producción alimentaria mundial continúa desperdiciándose. Según las últimas estimaciones de la ONU, como mínimo, otros 83 millones de personas, y posiblemente hasta 132 millones, pueden pasar hambre en 2020 como resultado de la recesión económica provocada por la pandemia. En el Ecuador más de 4 millones de personas carecían de acceso a alimentos seguros, inocuos y suficientes, y se perdían casi 939 mil toneladas al año, una cantidad que alimentaría a 1.5 millones de ecuatorianos.

Es esencial reconocer que los grupos más vulnerables a la crisis alimentaria y nutricional en este contexto son aquellos que ya estaban expuestos a privaciones alimenticias antes del inicio de la pandemia, como son los pequeños agricultores, pescadores, ganaderos, migrantes, obreros y trabajadores informales cuya fuente de ingresos y de medios de subsistencia han sufrido un descenso significativo, que no solo ha deteriorado su acceso a alimentos sino también el de sus familias. Estos dependen de los espacios públicos y viajar a los mercados para vender o comprar productos y / o insumos para su sustento, por lo que han tenido que acudir al intercambio de productos no monetarios, formas de cooperación, solidaridad y reciprocidad que hace unos meses casi no se utilizaban.

Los desafíos por movilización y disponibilidad que ha sufrido la cadena de suministros alimentarios ha dado lugar a una disminución importante de la oferta de los mismos. Adicionalmente, y como consecuencia del aumento del desempleo a nivel nacional (solo el 32% de la población tiene empleo adecuado), un poder adquisitivo limitado, la pérdida de remesas, los gastos médicos inesperados, la inflación de precios, se ha limitado el acceso a alimentos suficientes y variados.

El Ecuador tendrá que reequilibrar las políticas que tengan en cuenta la nutrición en toda la cadena de suministro de alimentos e incentivos agrícolas. Las políticas de protección social que aborden la nutrición también resultarán esenciales para incrementar el poder adquisitivo de las poblaciones más vulnerables y la asequibilidad de las dietas saludables para las mismas. Esto genera una necesidad urgente de priorizar la protección a los más vulnerables, mantener funcionales las cadenas nacionales de suministro de alimentos y mitigar los impactos de la pandemia en todo el sistema alimentario.

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