La universidad no es sólo una preparación para ser un profesional. Es una etapa de transición donde los jóvenes pasan por muchos cambios emocionales y motivacionales que pueden llegar a afectar su vida académica.
Según la Organización Mundial de la Salud, la ansiedad y depresión afecta a más de 100 mil jóvenes cada año. El 8% de la población mundial con estas condiciones son jóvenes o estudiantes universitarios. La Universidad San Francisco hizo una serie de charlas desde el 22 al 26 de octubre sobre el Bienestar Emocional. Varios psicólogos y profesores de la universidad conversaron con los estudiantes sobre temas de depresión, sexualidad, deportes y estrés.
El jueves 25 de octubre, Estefanía Sevilla, Alumni y psicóloga, dio una conferencia sobre el “Bienestar académico y buenas prácticas de aprendizaje. En ella los estudiantes aprendieron tips para estudiar mejor y manejar su tiempo de forma adecuada. Sevilla argumenta que hay tres factores importantes que afectan a los jóvenes al momento de estudiar. Estos son la transición de la vida universitaria, el procastinar y la falta de motivación.
Uno de los problemas más comunes es la falta de costumbre de los nuevos estudiantes a tener un profesor que les diga qué hacer, en cuánto tiempo y para cuándo. Esto se llama un control externo. Sevilla dice que en la universidad el syllabus “se convierte en ese control interno de cada persona”.
Sevilla dice que las personas son adictas al placer inmediato. Por eso, mientras se aplaza un trabajo hasta el último uno se siente aliviado solo en ese momento. Sin embargo, esto genera más estrés a largo plazo lo cual incrementa la ansiedad. “Se pueden desarrollar problemas emocionales, ya que el sistema está funcionando al último de la gasolina mientras se genera y acumula más estrés”. Toda la ansiedad que desapareció al principio se convierte una montaña de trabajo.
“La independencia de manejar recursos y tiempos es nuevo, pero: bienvenidos a la San Francisco, queremos que seas un profesional que pueda desenvolverse en todas las áreas sociales”, dice. Por otro lado, está el enemigo más grande de los estudiantes: la procrastinación. Esto significa aplazar las cosas que una persona tiene que hacer hasta el final. “Esto reduce el estrés y nos da un alivio a corto plazo porque no tenemos nada que hacer”.
En muchos casos, la procrastinación y falta de control externo hace que los estudiantes no tengan motivación. Para Sevilla eso se puede lograr al satisfacer la adicción que tiene el cuerpo humano a la adrenalina. Algunas estrategias para esto es hacer ejercicio, meditar, aumentar la fuerza de voluntad y conexión con uno mismo.
Es importante tener a la salud mental como prioridad en esta etapa de cambios. Muchos estudiantes no tienen por un auto sabotaje donde el perfeccionismo es una condición para sus trabajos. “Cuando uno siente que no puede y no lo hace, en consecuencia, se saca mala nota y es un ciclo porque ni siquiera lo intentas”, comenta Sevilla.
“Nosotros somos nuestros peores enemigos”, afirma Sevilla. La autocrítica genera una tristeza interior que crea ciclos y comportamientos depresivos. “Hay que alimentarse de lo que nos haga sentir bien”, continúa. Más adelante, Sevilla habló sobre la ansiedad. Ella dice que este es un síntoma que funciona como una “alarma de incendio”. La ansiedad no siempre es mala porque es un sentimiento natural de las personas. De esta manera cuando nos sentimos ansiosos se sabe que algo no está funcionando bien y crea una alerta de cambio.
“Es normal la ansiedad en el estudio, te hace estar consciente para poder enfrentarla a tiempo”. Por otro lado, Sevilla dice que cuando la alarma de la ansiedad se enciende y no se trata a tiempo, se puede convertir en algo crónico. Esto puede llegar a ser enfermedades mentales que necesitan un tratamiento psicológico. Por eso, Sevilla dice que “todo lo que te haga sentir bien sirve para seguir adelante”. Siempre hay que tener un pensamiento positivo frente a cualquier situación de estudio y relajarse.
