Proceso de toma de decisiones

Dentro de la gestión y administración de empresas, hay un sinnúmero de procesos a seguir para lograr objetivos. En su gran mayoría, estos procesos pueden ser muy aplicables dentro de la vida personal también. Tal es el caso de, por ejemplo, el proceso de toma de decisiones. Normalmente la toma de decisiones puede ser tomada como una simple elección entre varias alternativas, no obstante, lo más recomendable (tanto en lo personal como en la administración de empresas) es que se establezcan pasos específicos a seguir, para que el proceso pueda cumplirse. El proceso de toma de decisiones es un arte que requiere mucho más que simplemente elegir entre varias opciones.

Si se ve desde una perspectiva distinta, la toma de decisiones no refiere a más que tratar de resolver un problema. Todas las decisiones que buscan tomarse se originan a partir de un problema en específico, es decir, una condición de alguna situación específica que buscamos cambiar. Muchas veces es complicado tanto en el mundo administrativo como en el mundo personal, pues los problemas vienen sin anunciarse. Justamente por eso, es muy importante saber identificarlo claramente para que, si es posible, lleve al segundo paso de este proceso.

El siguiente paso para la toma de decisiones, refiere a estudiar el entorno. Más específicamente, refiere a determinar los criterios de decisión que son significativos para resolver el problema en primer lugar. Por ejemplo, si alguien debe comprarse una computadora nueva, los criterios a tomar en cuenta para decidir qué computadora comprar variarán: el precio, el almacenamiento, resolución de la pantalla, entre otras. Los criterios siempre dependerán del problema, es decir que este forma las pautas para dirigir los criterios. Por ejemplo, si la computadora del ejemplo está netamente destinada para el trabajo, probablemente el criterio más importante será por ejemplo, el almacenamiento. Dentro del proceso de la toma de decisiones, los criterios ayudan a marcar un camino más iluminado para escoger la mejor opción.

A partir de que se conocen ya los criterios para poder tomar la decisión más acertada posible, se encuentra otro paso muy importante: el ponderar dichas decisiones. Ponderar los criterios de decisión ayudará a determinar cuál es el peso de cada uno dentro de la decisión, para así saber a partir de qué debería manejarse esta decisión. Por otro lado, a partir de estos mismos criterios debe realizarse otro paso muy importante: el conocer y analizar las alternativas que se tienen. A partir del análisis de estas alternativas es que se acerca a tomarse la mejor decisión posible.

Dentro del análisis de las alternativas, se tendría que evaluarlas justamente a partir de los criterios ya establecidos. La toma de decisiones efectiva radica en evaluar cuál es la alternativa más viable a partir de los criterios ya establecidos, para de esa manera elegir la más viable. De esa manera se lograría tomar la decisión. Sin embargo, lo más recomendable es que el proceso no se quede ahí.

Es muy importante siempre saber cómo evaluar nuestras decisiones, especialmente a partir de la primera premisa que se tiene: la identificación del problema. ¿Se resolvió el problema a partir de la decisión tomada? Si es que no, habría que analizar dónde fue que fallamos dentro de los pasos. Solo así, evitaríamos cometer los mismos errores.

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