Trabajar con propósito

La administración de empresas no es nada más que el arte de dirigir personas hacia un solo objetivo. La teoría general de la administración; argumentada por Henri Fayol, identifica las 5 principales labores gerenciales: planear, organizar, dirigir, coordinar y controlar. Si bien dentro de la administración hay que tomar en cuenta muchos factores tanto internos como externos para trabajar con la mayor eficacia posible, lo más importante en la labor gerencial es saber manejar a quienes trabajan para la organización. Al final del día, se trata de planear, organizar, controlar, dirigir y coordinar personas. Más allá del reconocimiento y responsabilidad que un gerente puede tener a nivel de la compañía, el arte de gerenciar puede llegar a significar una labor muy noble e impactante en el trayecto profesional de quienes lo rodean.

A través de etapas pasadas de la sociedad, específicamente desde la revolución industrial, se ha consolidado la deshumanización del trabajo como constante, siendo así la realidad de muchas masas. Entre tanta concentración por producción, se perdió la idea de trabajar por un propósito de satisfacción y superación personal. De muchas maneras este concepto y ritmo de vida es inviable; trabajar sin propósito ni norte alguno se puede volver extremadamente pesado a nivel personal, ergo resultando en pobres resultados para la organización por parte de su personal. Sin embargo, en cuanto a este tema, el gerente o el jefe puede ser una pieza clave.

Como fue mencionado anteriormente, la labor de un jefe va mucho más allá de dirigirse hacia los resultados y objetivos de la empresa. Un gerente puede causar un impacto circunstancial en la vida de un empleado. Un jefe que tiene objetivos profesionales y personales directamente proporcionales al éxito de la organización en la que trabaja, llega a ser una inspiración para los demás de muchas maneras. Un jefe con propósito le inyecta energía positiva a la organización e inspiración a nivel personal, ocasionando un impacto positivo a su alrededor. Por supuesto que es muy fácil perderse en la monotonía del trabajo, pero siempre y cuando se trabaje con un propósito definido esto no tiene por qué ser así. La idea de un gerente motivador rompe con la barrera y la idea de que solo se trabaja por dinero, mas no por satisfacción y por buscar una realización personal. Todas las personas comprometidas consigo mismas buscan la superación personal, y los factores a su alrededor son una pieza clave para la construcción y camino hacia esa misma satisfacción.

Se podría obviar la idea de que todos los gerentes son motivadores y buscan la satisfacción personal de todo su colectivo, pues no cualquiera llega a un cargo mayor en una empresa. Sin embargo, esto no siempre es así, son pocos los jefes que realmente se comprometen con su personal. A pesar de esto, se podría considerar que parte de la labor que cada persona tiene con uno mismo es también un factor circunstancial para la búsqueda de superación personal. Si una persona direcciona sus metas laborales y personales con fines genuinos y con un propósito verdadero, se estaría contribuyendo al éxito de la organización en la que trabaja y, por añadidura esto aportaría a la idea de una administración responsable. Independientemente a que se trate del gerente o no. Esto se debe a que, si se trabaja de esta manera, eventualmente se llegaría a cargos gerenciales o en general, inspiraría a que las demás personas también trabajen así.

Si bien los jefes o gerentes de una organización tienen mayor responsabilidad en cuanto a este tema, es toda la fuerza laboral la que debería adoptar la idea de trabajar con un propósito genuino. Gran parte del éxito personal se centra en el cumplimiento de metas personales, y estas solo se construyen a través de deseos genuinos. Dentro de un mundo tan líquido según los conceptos de la edad contemporánea de Zygmunt Bauman, es esencial que la sociedad no se hunda en el trabajo y que esto no afecte su norte. El trabajar para un impacto verdadero, tanto a nivel personal como profesional y no solo por la banal idea de ganar dinero y pagar deudas, debería ser el único modus operandi. Solo de esa manera se podría aspirar no solo a un sentimiento genuino de éxito y satisfacción personal, sino también a la lucha de llegar a vivir en un mundo genuinamente responsable.

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