Coronavirus, pandemia y confinamiento: un pretexto para hablar de temas fuera de la agenda política y social

La Association of Pacific Rim Universities (APRU), su programa de Salud Global y la Escuela de Medicina USFQ, llevaron a cabo el webinar “Bioethics and Covid-19” para transmitir puntos clave sobre el COVID-19 y bioética. El panel estuvo conformado por científicos y médicos líderes en el campo de la bioética a nivel internacional: Angus Dawson, de la Universidad de Sydney, Leo De Castro, de la Universidad de Filipinas, María de Jesús Medina-arellano, de la Universidad Autónoma de México, Calvin Wai-Loon Ho, de la Universidad de Hong Kong y Jonathan Guillemot, de la Universidad San Francisco de Quito.

Angus Dawson habla sobre la asignación de recursos durante el confinamiento. Dawson afirma que la asignación de recursos es un problema para todos los sistemas de salud, pues son limitados. En este contexto, él propone tres opciones para tomar decisiones. La primera es “tratar por igual”, es decir escoger aleatoriamente quién tiene o no tiene recursos. La segunda es “ser eficientes”, lo que significa que una evaluación deberá ser hecha antes de asignar un recurso; de este modo, el destino de ese recurso será quien lo necesite en términos de gravedad de la enfermedad. La tercera es “priorizar la desventaja”, es decir, asignar los recursos principalmente a grupos socioeconómicos vulnerables. Sin embargo, Dawson sugiere “decidir sobre la base del mejor valor”, que dependerá no sólo de la experiencia técnica de quién decide sino de consideraciones éticas.  Sin importar qué se elija, Dawson recomienda que el presupuesto, en intermediarios y destinatarios, tenga seguimiento.

Leo de Castro habla sobre el estigma y la discriminación en el contexto del coronavirus. Inicia pensando en las posibles causas de la discriminación:  ignorancia, vulnerabilidad, impotencia o miedo. Poniendo de ejemplo a Filipinas, donde 4.5 millones de resinas no tienes hogar o viven en asentamientos temporales. Asegura que en estas condiciones el confinamiento no es una opción. Además, afirma que la injusticia crónica en lugares como esos es el verdadero virus, por lo que exige ética solidaria para abordar la desigualdad en el acceso a los recursos sociales.

María de Jesús Medina Arellano habla sobre la restricción a los derechos reproductivos en este momento. Ella sostiene un en condiciones de normalidad, las problemáticas entorno al género se abordan poco. En este contexto, están completamente abandonadas. Contextualiza que en México no existen políticas que aborden la pandemia desde el género. Medina visibiliza la violencia de género existente en hogares donde las mujeres permanecen en confinamiento junto a sus agresores. También saca a colación la desigualdad en roles de género en el hogar. Asimismo, habla sobre la desigualdad en el sistema de salud pública, compuesto en un 70% por mujeres, quienes en su mayoría no ocupan las piedras posiciones. Muchas de estas mujeres son madres, por lo que Medina explica la importancia de que el estado ofrezca alternativas para el cuidado de los hijos de esas mujeres. Finalmente, Medina puntualiza el uso de un lenguaje sexista, que reproduce estereotipos, difundidos por los medios de comunicación.

Calvin Wai-Loon Ho habla sobre la vigilancia masiva y la privacidad en este contexto. Visibiliza las medidas de confinamiento, la aplicación de rastreo de contactos y las reglas de comportamiento impuestas por los gobiernos con el pretexto del coronavirus, que al mismo tiempo es una forma de vigilar a la población. Al ser medidas recientes, no tienen legislación, ni reglas internacionales que las limiten. Esto supone un problema ético. Ho dice que el consentimiento informado es el principio ético de una investigación, por lo que sí estas medidas no constituyen vigilancia sino investigación, el consentimiento debe ser tomado en cuenta. El objetivo de una investigación es el bien común.

Jonathan Guillemot reflexiona sobre la preparación para el envejecimiento por parte de las sociedades. Inicia hablando sobre la ética del envejecimiento, que significa con la edad, vida y muerte de los adultos mayores y visibiliza lo contradictorio de la vejez en el imaginario colectivo: por un lado, la longevidad vista como un milagro, y por otro lado, vista como poco productiva y costosa, una maldición. Él coronavirus surge en un momento en la historia donde la población está compuesta por bastante gente longeva, que además es vulnerable a la enfermedad. Sin embargo, el coronavirus anula a esta parte de la población. Además, los adultos mayores que sufren de padecimientos varios, en tiempos de coronavirus, no tienen la atención que tendrían en condiciones “normales”. A la edad se le suma el grupo socioeconómico, pues las poblaciones pobres y envejecidas serán siempre más vulnerables.

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