Mitos y verdades del consumo del huevo

Por: Nancy Castro MSc, Profesora Nutricioón y Dietética 

 

El huevo es un componente básico en la alimentación. Posee un alto contenido en nutrientes como proteínas, lípidos que contienen ácidos grasos esenciales, además es rico en vitaminas y minerales, que son aquellos que nuestro organismo no elabora por sí solo y por lo tanto deben ser aportados en la dieta. La energía que aporta proviene de los lípidos, principalmente ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados (omega-3), beneficioso para la salud cardiovascular, y para algunos grupos con necesidades alimenticias específicas como ancianos, adolescentes, mujeres embarazadas, niños, y personas ovo-lacto-vegetarianos.

Existen algunas concepciones erróneas más frecuentes acerca del consumo del huevo.

Incorrecto: el consumo de huevos en el conjunto de nuestra dieta es excesivo y ello está relacionado con ciertos riesgos para la salud.

Correcto: las recomendaciones más recientes para la población sana indican que un consumo de hasta un huevo al día NO presenta riesgo asociado con un incremento de colesterol plasmático.

Incorrecto: el elevado contenido de colesterol en el huevo provoca que su consumo favorezca un aumento del colesterol plasmático.

Correcto: el alto contenido en colesterol del huevo (212 mg/100 g), es necesario para la vida y el funcionamiento normal de nuestro organismo. Gran parte del colesterol que necesitamos es producido por el hígado, que regula su fabricación en función de las necesidades. El huevo por si mismo no es el responsable del nivel de colesterol en sangre. Este depende, entre otros factores, de la predisposición genética y de la totalidad de grasas saturadas incluidas en la dieta. Los numerosos estudios, en los últimos años sobre la relación consumo de huevos – colesterolemia y riesgo cardiovascular señalan que no hay evidencia epidemiológica para limitar su consumo en personas sanas. 

Incorrecto: los huevos enriquecidos en DHA o en ácidos omega-3 son simplemente una herramienta de marketing y no tienen mucho interés nutricional.

Correcto: es evidente que el consumo de huevos que presentan concentraciones especialmente elevadas de estos ácidos grasos poliinsaturados incrementará los niveles totales de ingesta en nuestra dieta de estos nutrientes esenciales. Deben, pues, considerarse estos huevos enriquecidos como un producto interesante para aquellos individuos que, por diversas razones, no son consumidores de pescado.

Incorrecto: el color de la yema y la clara están relacionadas directamente con la mayor o menor cantidad de nutrientes,  a menor color menos nutrientes.

Correcto: Los huevos contienen numerosos nutrientes independientemente de su color en ellos encontramos minerales (Se, K, P, I, Zn, Cu, Mn, F) y Vitaminas (B1, B2, B12, niacina, biotina, colina, ácido pantoténico, A, E, K, D). No es frecuente encontrar en la dieta alimentos con esta densidad de micronutrientes de alta biodisponibilidad.

Incorrecto: los huevos morenos presentan mayor valor nutricional que los de cáscara blanca.

Correcto: el color de la cáscara está condicionado genéticamente y no tiene ninguna relación con la composición y valor nutricional de la yema y la clara. Tampoco tiene ninguna relación con el color de la yema.

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