La cacería de brujas en el mundo

Se entiende por bruja a la persona que tiene tratos con el diablo. La historia de la cacería de brujas, tiene antecedentes en el siglo XVI. El primer caso se  da a inicios del renacimiento en Irlanda, el segundo en Suiza. No es un proceso de la inquisición o medios legales sino que se da por instigación popular

La caza de brujas no tuvo el mismo alcance ni la misma intensidad en toda Europa. Alemania fue el país donde se desarrollaron las persecuciones más  numerosas. La gran mayoría de los procesos se produjeron entre los siglos XVII y XVIII.

En la edad media no hubo casa de brujas. No hay referencias auténticas que le pueblo creyera en los aquelarres o las reuniones de brujas. Se llega al invento en la edad media, porque se falsifican textos jurídicos. Pero los primeros indicios de cacería de brujas son del renacimiento.

Se creía que España era un país que quemaba brujas por diversión. “Solían decir que había noches en que el cielo no se oscurecía por la cantidad de hogueras que quemaban gente, pero en realidad no llegaron a quemar a más de 100 brujas”, explica Carlos Freile, historiador de la USFQ.

En esta época la Iglesia Católica empieza a creer que las personas pueden tratar con el demonio, pero este punto de vista  no se expande. Donde toma fuerza es en los países protestantes, luteranos, cómo Alemania o Irlanda; también en los países calvinistas como  Escocia y las trece colonias americanas.

El número de mujeres quemadas en el mundo protestante llega a 100.000. Los que acusaban a las personas de tener tratos con el diablo podían ser pastores luteranos, pero también autoridades laicas y  gente común. En Alemania la quema de brujas estaba a cargo de autoridades civiles.

El 5 de diciembre de 1484, el papa Inocencio VIII emitió una bula, que condenaba la brujería. Entonces se crea el Malleus Maleficarum –Martillo de las brujas–. Manuscrito hecho para probar la existencia de las brujas y compartir información sobre cómo combatir la brujería en el siglo XV.

“El famoso tratado fue escrito después de la inquisición y en general no lo usó porque nunca fue aprobado oficialmente por la Iglesia Católica. Hay una distorsión sobre la casa de brujas, a través de novelas, películas y series de televisión. La inquisición no quema brujas”, sostiene Freile.

No se podía acusar de manera general a nadie. El acusador debería presentar ciertos indicios de valor y además debía ser una persona honesta. No podían  haber acusaciones ocultas. El acusado de brujería podía escribir una lista de sus posibles enemigos y ello no podían dar testimonio en su contra. “Lo que se trata es que no se condene a nadie sin pruebas suficientes”, finaliza Freile.

En el siglo XVIII, las críticas contra la creencia en las brujas fueron insistentes. Por ejemplo, el noble veronés Scipione Maffei negó en numerosos escritos la realidad de todas las creencias mágicas. Montesquieu y Voltaire fueron igualmente radicales en tachar de supersticiones tanto las creencias en las brujas como las de sus acusadores. Para ellos, la caza de brujas no había sido otra cosa que un gran fraude, facilitado por la ignorancia y el oscurantismo, que sólo el Siglo de las Luces era capaz de superar.

Leave a Reply

Your email address will not be published.