Leonardo Valencia: un escritor entre la emoción y la reflexión

 Por: Jorge Bayas

Es uno de los escritores fundamentales de Ecuador en las últimas décadas. Docente también del doctorado de literatura de la Universidad Andina Simón Bolívar, su obra narrativa ha trascendido fronteras y le ha ganado reconocimiento de la crítica en Ecuador, España y Argentina

En 2007 fue elegido para participar en el Hay Festival 39 de Bogotá, que reunió a los jóvenes escritores más destacados de América Latina. En esta ocasión, el escritor guayaquileño habla sobre su obra, la reflexión sobre la novela, las nuevas tecnologías y la literatura ecuatoriana reciente.

Leonardo Valencia llegó a la literatura tempranamente. En 1995 publicó, en Lima, su primer y único libro de cuentos, posteriormente ampliado en varias ocasiones, La luna nómada. Había ido a vivir a Perú en 1993 y residió allí hasta 1998, año en que fijó su residencia en Barcelona, España.

Desde entonces, publicaría tres novelas portentosas y muy distintas estilísticamente –El desterrado (2000), El libro flotante (2006) y Kazbek (2008)-, pero que estaban hermanadas por una temática similar. “Hubo una lectura crítica de Guillermo Gomezjurado, que es un joven crítico de Cuenca. Sí es verdad que había diversas formas, pero temáticamente tienen recurrencias. Por ejemplo, la amistad entre dos personajes que son ejes en una novela, el tema de las familias, el tema del desplazamiento”, dice Valencia.

Otra faceta suya es la ensayística. Su libro El síndrome de Falcón (2008) reúne artículos, conferencias y ensayos publicados entre 1994 y 2007. En ellos se puede notar una fuerte presencia de reflexión teórica sobre la novela. “A mí me interesa mucho el pensamiento novelístico, el pensamiento de la escritura, y el ensayo es una herramienta maravillosa: poder leer los ensayos de practicantes, de novelistas. Eso me resulta interesante porque yo, en el fondo, cuando era jovencito, me preguntaba: ¿cómo se escribe una novela?

Foto: Jorge Bayas

Es interesante ver a los escritores reflexionando en torno a ella. Te decían cosas que nunca te va a decir un teórico: el proceso de gestación de un libro, las dudas, los hilos por donde uno puede tomar”, cuenta. Sin embargo, no deja de decir que también está interesado en los ensayos teóricos y académicos, y que estos son una fuente nutricia para su escritura, en la cual combina la emoción y la reflexión. “No creo solamente en la inspiración. Es decir, yo creo que, de alguna manera, uno induce los procesos creativos”, puntualiza.

Su reflexión en torno a la novela le ha servido para hacerse con una serie de importantes puntos de vista sobre ésta en el mundo contemporáneo. “La novela siempre seguirá siendo un género importante porque utiliza lenguaje desnormativizado: es decir, un lenguaje en el que puede haber fisuras y fallos. Eso es impresionante, porque la novela tiene una articulación novelística, y es esa articulación novelística lo que hace que ese género, cognitivamente, siga –y seguirá- dando todavía mucho más para las sociedades y para el estudio de la consciencia humana”, dice. Asimismo niega la posibilidad de una muerte cercana de la novela: “La novela muere y renace, muere y renace, una cosa cíclica.”

Además se refiere a que está sucediendo ahora con respecto a la tecnología. “Ahora pasan varias cosas. Yo sostengo que todas las nuevas escrituras desarrolladas en nuevos soportes –redes sociales: Twitter, Facebook, Instagram- modifican inevitablemente formas de escribir, y siempre ocurrió así”, dice. Acerca de los medios digitales, cree que si bien éstos ofrecen nuevas posibilidades, debe haber un trabajo riguroso detrás: “Si eso se maneja bien, lo digital es el futuro…aunque no es el futuro: es el presente para acceder a materiales y lecturas. Pero debe haber una buena edición”.

Foto: Jorge Bayas

Asimismo, Valencia guarda una visión panorámica interesante sobre presente de la literatura ecuatoriana. “Hay una intensidad muy potente con respecto a la narrativa y la novela”, dice. Sin embargo, resalta al ensayo como un género a tomar en cuenta: “Yo creo que el ensayo literario es un terreno en el que hay que seguir apostando más en este país porque eso redunda en pensamiento novelístico, en pensamiento sobre la escritura. Pienso en dos nombres. Por ejemplo, alguien de mucha trayectoria, como es el caso de Wilfrido Corral. Y pienso en una ensayista joven, como Daniela Alcívar”, añade.

La obra narrativa y ensayística de Valencia revela a un escritor preocupado profundamente por los procedimientos y el cuidado en la prosa. Su pensamiento es el de alguien que disfruta continuamente la literatura a un doble nivel: emoción y reflexión. “Las novelas que a mí me interesan me interesan porque no solamente me cuentan una historia, sino que también me enseñan a ver, y, además de enseñarme a ver, me muestran el alcance que tiene una determinada manera de mirar, una determinada manera de comprender el mundo”, dice.

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