Cultiva tu liberación

Anualmente se desperdician 1 300 millones de toneladas de alimentos para el consumo humano en el mundo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este desperdicio resulta absurdo si tenemos en cuenta que según esta organización “870 millones de personas carecen de alimentos suficientes”.

La responsabilidad de este despilfarro nos concierne a todos. Si bien no existen soluciones inmediatas a este problema, desde nuestros hogares podemos contribuir a parar este despilfarro.

¿Cómo hacerlo? Luz Marina Vega, médico de profesión y jardinera de corazón, tiene una propuesta. A través de pequeños huertos ecológicos ella considera que “no solo estamos luchando por la alimentación. También estamos luchando por nuestra propia liberación. Una liberación del mercado y de pensar que otros nos tienen que resolver el problema”.

Marcelo Muñoz, hostelero de 54 años coincide con Luz, además él comenta que cultiva sus propios alimentos “por salud”.

Luz Marina y Marcelo viven en una pequeña ciudad en la provincia de Imbabura y en sus pequeños huertos han cultivado varias frutas y verduras para el consumo de su familia. En sus parcelas crecen manzanos, duraznos, babacos tomates, ajíes, limones, lechugas, perejil, albahaca, cebollas, acelgas, zanahorias entre otros. En un huerto relativamente pequeño (40).

Luz comenta que aprendió a “aprovechar” los espacios para crear variedad. Marcelo ha hecho lo mismo y opina que la variedad de su huerto de 80 hace que “las plantas se ayuden entre sí y no permiten que las plagas acaben con ellas. Cuando hay monocultivos las plagas siempre van a atacar”. 

Ambos jardineros consideran que no se necesitan grandes expansiones de tierra para cultivar. “Basta que tengas una terraza o un balcón tú puedes tener, por ejemplo, cebollas o fresas. Es cuestión de decisión”, dice Luz. Asimismo Marcelo comenta que fácilmente en lugares reducidos se pueden tener cajones de tierra y cultivar.

Para Luz Marina Vega “cuando compras y nos has pasado por el proceso de producción, fácilmente botas”. Ella cree firmemente que a través del cultivo en el hogar se aprende a valorar el tiempo y el cuidado que toma una fruta o verdura en producirse. “Valoras y no estás dispuesta/o a que se desperdicie comida”.

Marcelo Muñoz por su parte considera que “cuando uno toma lo que necesita” aprende a ahorrar. Además, algo que él ha aprendido a través de los huertos es a compartir y así “mantener un equilibrio para no dejarnos absorber por los sistemas económicos”.

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